Hola, mucho gusto. Mi nombre es Abigaíl y es un placer decirte adiós.
Llegaste y me diste una probadita de lo que tanto ansiaba. Me dejaste estar cerquitita de ella, sentirla, hacerla mía y embriagarme con su inmensidad. Sí, gracias por demostrarme que medicina es lo que busco. Conocí personas tan bellas, hice amigos en clase y fuera de ellas, conviví con becarios que algún día serán de los mejores maestros que alguien pueda tener.
Me sacaste, cuando empecé a flaquear y decaí. Me hiciste a un ladito para demostrarme que debo valorar lo que tengo.
Posteriormente me dejaste entrar en el mejor trabajo que haya tenido en mi corta vida. Me mostraste los caminos turbios de la medicina, de las malas decisiones e inclusive de la esperanza. Me enseñaste que los jefes no siempre son malos y los amigos no siempre son verdaderos. Que cuando uno de ve más solo que nunca siempre habrá alguien que te tienda la mano. Que no me quedé sin casa sino que gané muchos hogares. Y de repente ¡adiós! Me volviste a quitar de ahí, porque aún no era momento de saberlo todo. Porque quizá era mucho para mí o yo muy poco para ello.
Me diste el valor, el coraje y el descaro de librarme de una gran opresión, no encontré la llave pero pude romper las cadenas y salir de mi jaula. Gracias. No encontré la libertad que buscaba o al menos no de la manera en que creí pero día tras día me voy dando cuenta que hice lo correcto. Me dolió mucho más que haber estado encerrada ahí 19 años de mi vida, me dolió más que ver a los míos sufrir. Me dolió, inclusive ahora me duele.
Me pusiste en un campo minado y recibí cada explosión directo en el pecho. Todas, cada una abrió heridas diferentes y cuando lloro arden. Pero fue lo correcto, lo mejor para todos. Quizá no lo sienta ahora pero estoy segura de que así será.
A ti, que me lees. A tu que me has escuchado. A ti que quizá y ni me recuerdes. A ti que tratas de olvidarme. A ti que me acabas de conocer.
A ti, a todos ustedes: ¡Gracias!
Gracias por formar parte de éste año, de éstos momentos incómodos, importantes y triviales en mi vida. Gracias por aquella sonrisa que me sacaste. Gracias por dejarte llevar por mis locuras y acompañarme en mis tormentos. Gracias por darte la oportunidad de conocer a ésta muchacha testaruda. Gracias por quedarte.
A ti, disculpa si te llegué a ofender, si te hablé mal o hice algo para incomodarte. Quizá y no fue mi intención, quizá y sí. De igual manera pido disculpas.
A ti, que te fuiste y lees esto por mera casualidad. Gracias. Por dejar huella en mi vida. Por marcar mis días. Por dejar cicatriz o al menos un lindo recuerdo. Que te vaya bien a donde sea que te diriges y que logres todo aquello que quieres cumplir.
Es todo, no hay más.
No es porque no tenga nada por decir sino que hay cosas que valen la pena demostrarse.
El placer fue todo mío, gracias por formar parte de mi 2014.