Eres el primer sabor del café por la mañana, el recuerdo cálido en un día de invierno, la lluvia que me arrulla al dormir después de estar asustada por los truenos. La infancia de tus ojos me llena de esperanza, me da fuerza y me invita a ser pequeña otra vez.
Quiero volverme el eco de tu risa, traviesa como tus manos, dulce como tus palabras e infinita como tus pestañas. Mi rincón favorito es meterme en tu regazo y hacer de tu pecho un nido, ponerte atención cuando hablas de cosas que no entiendo y quizá muy pronto vaya a olvidar. Tienes tanta luz en el alma que ya olvidé que soy luna y te confundo con otro planeta. Vamos a juntar nuestros cristales rotos para que brillen juntos, y aunque no vayan a fundirse provoquen uno que otro incendio. Porque juntos somos fuego. Porque te conocí siendo aire y sin ti me convierto en piedra. Porque tú me humedeces cual si fueras agua y yo no sé nadar. Por favor no te vayas, que me ahogo.