jueves, 11 de enero de 2018

Aunque a veces duela mucho amar siempre vale la pena.

No podía dormir y me puse a pensar en ti.

Estos últimos días me he sentido extraña, no sé si sean las hormonas o qué pero me siento boba. Y es por ti. 
Tengo como que esa necesidad de estar pegada al teléfono todo el día hablando contigo y cuando lo hago me pongo triste porque quiero estar pegada a tu cuerpo todo el día. Y cuando lo estoy me pongo triste porque sé que no dormiremos juntos en la noche y estaré a las 2 de la mañana escribiéndote un mensaje que diga que me siento boba y qué es por ti.

Te amo.
En verdad no tienes idea de cuánto. Y a pesar del tiempo que llevamos juntos sigue siendo muy nuevo para mí. Se siente... raro. 
Es algo muy diferente a lo que tenia como concepto de “amar” a una persona y sigue siendo algo incómodo. Porque me haces sentir tan vulnerable y porque tus palabras, por más insignificantes que parezcan, me pueden lastimar tanto; aunque esa no sea su intención, inclusive aunque ni tú te des cuenta. Y eso es lo que me incomoda. O mejor dicho: eso es lo que me molesta.

Me gustaría poder salir a caminar y no querer llamarte para contarte que vi a un hombre con una corbata bonita, o a un bebé haciendo una mueca graciosa, o que me acerque a acariciar un pug y no intenté robarlo.
Que mi corazón no se apachurre cuando me dices que te tienes que ir o que simplemente no vendrás.
Ir a un café y pensar si ese sabor te gustaría o le agregarías más azúcar y menos leche. 
Pedir palomitas en el cine sin imaginar tu mueca de resignación porque la mitad son acarameladas y escucharte decir que quieres tu refresco “con poco hielo”.
Que cuando despierte en medio de la noche no seas tú a quien quiera abrazar y me diga que sólo fue una pesadilla. Que estás ahí para protegerme. Y sentirme como tal.

Me gustaría que no me dolieras tanto, que no me hicieras falta y que ya no tuviera tantas ganas de verte. Así ya no tendría que estar a las 2 de la mañana escribiendo porque no puedo dormir y me puse a pensar en ti.
Me gustarían tantas cosas que si las tuviera no sería tan feliz como lo he sido. No habría tenido tanto miedo pero sin ti no me hubiera arriesgado. No me habría caído pero no hubiera aprendido una lección. No me habría enojado, llorado y echo un berrinche pero tampoco me hubiera dado cuenta de que estaba equivocada. Y sobre todo no habría descubierto que aunque a veces duela mucho amar siempre vale la pena.