martes, 29 de agosto de 2023

DIEZ

 Dejas caer tu cabeza en mis brazos como si de una almohada se tratara,

 y yo no sé cómo explicarte que, para mí, la nube eres tú

que me convierto en río caudaloso

y el agua que llevo proviene de ti.


Enredas tus pies con los míos mientras dormimos 

y yo siento como si la vida se me enraizara, 

como si fuera un árbol que se aferra a la tierra

en medio de un huracán

pero el huracán soy yo

y la tierra eres tú

mi raíz, eres tú.


Me agarras de la mano despacito,

como quien no quiere incomodar 

cuando llega sin previo aviso

pero yo solo quiero que me aprietes fuerte

porque, cuando llegas, la vida se me va rápido

y siento que no alcanzo a sentirte entero.


Me desenredas el cabello antes de dormir

y es como si me deshebraras el alma,

los miedos, las angustias y las entrañas,

los nudos se enredan una y otra vez

pero sigues metiendo tus dedos largos

en cada hueco de mi cabeza,

entre cada espacio de mi anochecer.


Luego te vuelvo a extrañar, 

aún y cuando me tienes envuelta

porque contigo todo me sabe a recuerdo 

pero de aquellos que se sienten como alivio


Y es ahí cuando descubro

 que un cuerpo puede sostenerse en otro

 y, a la vez, convertirse en una casa.

Y mi casa, eres tú.