sábado, 14 de diciembre de 2019

Mujer en construcción.

Asumirme como una “mujer feminista” va más allá de conocer a mujeres que han sido heridas, identificarme como víctima o empatizar con quienes han sufrido. Es levantar la voz por quienes temen hacerlo, luchar por aquellas a las que no se les ha hecho justicia, gritar por las que no van a regresar, defender a las que aún están sufriendo y abrazar a las que están agarrando fuerza para levantarse. Porque así como no importa el lugar, la ropa ni la edad para que una mujer sea maltratada, a mí no me importa que hayamos discutido alguna vez o que ni siquiera nos volteemos a ver cuando nos cruzamos en la calle; no importa si estás a favor o en contra del aborto, si crees que “no son formas” o te la pasas defendiendo a un hombre que te cela con la excusa de que es porque te quiere, porque si necesitas de alguien que te escuche estoy dispuesta a hacerlo, si quieres que alguien te acompañe haré lo posible para estar ahí, y si tienes miedo de hablar seré quien grite para que seas escuchada,
Y en plena conciencia de que pueda sonar hipócrita, absurdo y hasta utópico decir que me describo como una mujer feminista, declaro que me encuentro en construcción: porque día tras día lucho en contra de mis propios prejuicios y sigo aprendiendo de mis errores; porque soy consciente de haber llamado “puta”, “zorra” y “pendeja” a otras mujeres sin siquiera conocer un poquito de su historia; porque me reprendo cada que me da cuenta de que voy criticando la forma de vestir o maquillarse de otra; porque no he leído más de 10 libros que hablen sobre feminismo ni conozco la historia década por década, pero hago mi mayor esfuerzo por informarse cada vez más.
Soy una mujer en construcción, porque así como me duelen las heridas de las otras sé que yo también llegué a lastimarlas, a juzgarlas y a pasar por encima de sus sentimientos, pero poco a poco estoy aprendiendo a observar