miércoles, 28 de septiembre de 2011

Ya es 28, y cumplimos otro mes.



Sea uno, dos, o veintidós  meses, han sido contigo.
Sea mañana, tarde o noche, ha sido contigo.
Sea lunes, miércoles o domingo, ha sido contigo.
Sea con lágrimas o sonrisas, ha sido contigo.
Sea en las buenas o las malas, ha sido contigo.

En los 660 días que llevamos juntos (sí, admito que usé calculadora), he aprendido que nunca dejo de aprender.
Que a tu lado nada se hace costumbre, y que ambos somos tal para cual.
Admito que a veces me da miedo esa similitud tan grande, y luego recuerdo todos aquellos momentos de locuras y me alegro.
En las 15,840 horas que pasamos juntos, me he dado cuenta de que el tiempo es relativamente corto, si se tiene a alguien con quien ver las manecillas del reloj.
Que los 950,400 minutos, no son mas que números.
Y que los 570´024,000 segundos, no se comparan a los besos que nos faltan por dar. 

Descubrí que no se necesita un abrigo, si se tiene un buen par de abrazos en los cuales envolverse.
Descubrí que las noches se vuelven más largas cuando recuerdas.
Y que los días pasan rápido mientras sonríes. 

Muchas de las veces me preguntan ¿qué sientes por él?
Admito que  he dudado, y me he quedado callada,
que no supe qué responder y  pasé la noche entera pensando,
que cuando comenzó el día, te vi, te abracé y te besé; supe la respuesta.
Lo que siento por ti no  se mide en palabras,  y mucho menos en tiempo. Tampoco se mide en regalos, abrazos o besos.
Lo que siento por ti se mide  en  aquellos suspiros que lanzo por las noches, cuando te  extraño. Se mide en  sollozos ahogados cuando te necesito más que nunca. Se mide en  "te amos" derretidos en  miradas. Lo que siento por ti no se expresa en una oración, ni en una imagen. Lo que siento por ti es eso que recuerdo cada día al despertar.