domingo, 10 de marzo de 2013


Me dijiste que había roto tu corazón, pero te equivocas. ¡Y no sabes cuanto!

Los corazones no se rompen. Se rompe un cristal, se rompen los huesos y las tazas de porcelana, pero nunca un corazón; el corazón se debilita, late con ritmo apático, aletargado y se vacía, como se vacían las ganas de verle, como se vacían las ganas de ser.

 Malaci.