sábado, 6 de junio de 2015

Camino hacia el lavabo, tomo el cepillo de los dientes y comienzo a tallar con parsimonia entre cada uno de los brackets que aprisionan mis palabras, lo hago despacio y minuciosamente ya que estoy a punto de irme a dormir. ¿Quién eres? Vierto desmaquillante en una bolita de algodón y lo paso por encima de mis párpados, mis cejas, mi nariz... Lentamente voy  deshaciendo aquella máscara que yo misma dibujé antes de irme a clases. ¿Qué haces aquí? Suelto mi cabello y lo dejo caer ondulante sobre mis hombros, voy desenredando cada nudo cual si estuviese en mi garganta. ¿Cómo dijiste llamarte? La muchacha del espejo me escruta con la mirada, repasa cada una de mis lineas de expresión y dibuja entre aquellos huecos donde solía haber una sonrisa ¿Qué edad tienes? Palpa mis ojeras de una manera tan lenta, que por inercia cierro los ojos y siento sus dedos acariciar cada una de mis pestañas ¿Cuál es tu color favorito? La muchacha del espejo sigue ahí, mirándome con sus ojos color ámbar, entrelaza sus dedos y se lleva las manos al pecho. Tiene miedo ¿Qué estación del año prefieres? Le devuelvo la mirada, se asusta aún más.

¿Quién eres y cómo has llegado aquí?- Le pregunto con una mirada recriminante. Ella no responde.
¿Qué quieres y cómo lo vas a lograr?- Baja la cabeza y se observa los dedos impacientes, se muerde las uñas y lame una y otra vez su labio inferior.
¿A qué viniste y por qué aún no te vas?- Exhala un aire tan húmedo y caliente que el espejo se empaña, la muchacha del espejo ha desaparecido y no veo más que mi reflejo.
Soy yo. La señorita cumpleañera que hoy festeja su veinte aniversario. La estudiante de Medicina que reprobará la materia de anatomía, la bloggera pseudo-escritora que viene solo cuando le llega la soga al cuello. La niña que se esconde bajo su cama cuando escucha truenos.
Soy yo; la muchacha en el espejo que lleva las penas bajo los párpados, aquella que mira al suelo para que nadie note su tristeza, la que entrelaza sus dedos cuando no sabe hacia dónde correr.

Hoy no tengo algo grato qué contarle, al menos no por el momento pero usted, señorita del espejo... ¿Haría favor de responderme todas esas preguntas?