-Tengo miedo. Mucho.
+¿De qué? ¿De quién?
-De todo. De ti.
+Sé que estoy feo, pero ¿por qué?
-Porque me gustas, porque te quiero. Porque si sigo contigo voy a terminar amándote otra vez.
Y no quiero.
No quiero ser la estúpida que aguante tus groserías, tus malos tratos, tus infidelidades. No quiero ser tu juguete otra vez. No quiero ser la tipa con la cojas de vez en cuando, a la que ves en las tardes cuando estás aburrido, la que "está bonita, culona, trae cotorreo pero no es mi novia, no la amo y no veo ni quiero un futuro con ella.".
Y tengo miedo. Mucho.
Porque en verdad no quiero ser nada de eso, porque ya lo he sido y no es algo de lo que esté orgullosa.
Porque tardé mucho en poder descubrirme el rostro sin sentirme humillada, en sonreír de manera sincera, en escuchar música sin tener que pensar en ti.
No quiero deprimirme y terminar encerrada en mi cuarto leyendo o en fiestas conociendo muchachos que ni en lo más mínimo me interesan. No me quiero enamorar de ti otra vez, me da miedo.
Y sin embargo no puedo evitarlo, porque llegas con tu sonrisa estúpida que tanto me gusta y tus comentarios inteligentes y tus manos suaves y ese maldito hueco en tu pecho donde me siento tan segura. Y se me olvida. Y me siento bien. Y te escucho hablar y confío en ti, en nosotros, en mí misma. Y siento que quizá ésta vez podremos hacer las cosas bien.
He cambiado mucho. Dejé mi mal humor en otro lado, mi orgullo, mis mandatos, mis necedades. Dejé muchas cosas. Las cambié por paciencia, por comprensión, por un poquito de ternura. Quizá no se note debido a que no estoy muy acostumbrada a hacerlo y tampoco es como que las ande anunciando con un letrero de neón, pero mis intenciones ahí están. Soy sincera con todo lo que digo y trato de ya no hacerlo a destiempo. Solo que a veces no encuentro las palabras correctas y lo pospongo, pero no lo oculto.
Tengo miedo de ti, mucho.
Siento que de nada sirve que yo haya cambiado tanto, es más siento que ésta vez será peor porque confío, porque no tengo una coraza, porque me estoy exponiendo
al sol sin bloqueador. No quiero que juegues conmigo otra vez, no quiero que mientas, no quiero que me engañes, no quiero que salgas con otras tipas (sí, ya lo admití), no quiero sexo casual, no quiero que me pregunten "es tu novio" y no saber qué putas decir porque la verdad es que no somos nada. Ni novios ni amigos ni amantes ni ningún otro título estúpido. No quiero nada de eso y siento que tú es lo que esperas de mí. Por eso me alejo, me hago a un lado, me quito, me sordeo, me hago bolita. Trato de protegerme, porque ya no sé usar el orgullo como un escudo ni las palabras como navajas.
Sólo soy yo, desnuda sin bloqueador solar en un día de verano.
Y no me quiero quemar, pero sigo sin poder vestirme.
+¿De qué? ¿De quién?
-De todo. De ti.
+Sé que estoy feo, pero ¿por qué?
-Porque me gustas, porque te quiero. Porque si sigo contigo voy a terminar amándote otra vez.
Y no quiero.
No quiero ser la estúpida que aguante tus groserías, tus malos tratos, tus infidelidades. No quiero ser tu juguete otra vez. No quiero ser la tipa con la cojas de vez en cuando, a la que ves en las tardes cuando estás aburrido, la que "está bonita, culona, trae cotorreo pero no es mi novia, no la amo y no veo ni quiero un futuro con ella.".
Y tengo miedo. Mucho.
Porque en verdad no quiero ser nada de eso, porque ya lo he sido y no es algo de lo que esté orgullosa.
Porque tardé mucho en poder descubrirme el rostro sin sentirme humillada, en sonreír de manera sincera, en escuchar música sin tener que pensar en ti.
No quiero deprimirme y terminar encerrada en mi cuarto leyendo o en fiestas conociendo muchachos que ni en lo más mínimo me interesan. No me quiero enamorar de ti otra vez, me da miedo.
Y sin embargo no puedo evitarlo, porque llegas con tu sonrisa estúpida que tanto me gusta y tus comentarios inteligentes y tus manos suaves y ese maldito hueco en tu pecho donde me siento tan segura. Y se me olvida. Y me siento bien. Y te escucho hablar y confío en ti, en nosotros, en mí misma. Y siento que quizá ésta vez podremos hacer las cosas bien.
He cambiado mucho. Dejé mi mal humor en otro lado, mi orgullo, mis mandatos, mis necedades. Dejé muchas cosas. Las cambié por paciencia, por comprensión, por un poquito de ternura. Quizá no se note debido a que no estoy muy acostumbrada a hacerlo y tampoco es como que las ande anunciando con un letrero de neón, pero mis intenciones ahí están. Soy sincera con todo lo que digo y trato de ya no hacerlo a destiempo. Solo que a veces no encuentro las palabras correctas y lo pospongo, pero no lo oculto.
Tengo miedo de ti, mucho.
Siento que de nada sirve que yo haya cambiado tanto, es más siento que ésta vez será peor porque confío, porque no tengo una coraza, porque me estoy exponiendo
al sol sin bloqueador. No quiero que juegues conmigo otra vez, no quiero que mientas, no quiero que me engañes, no quiero que salgas con otras tipas (sí, ya lo admití), no quiero sexo casual, no quiero que me pregunten "es tu novio" y no saber qué putas decir porque la verdad es que no somos nada. Ni novios ni amigos ni amantes ni ningún otro título estúpido. No quiero nada de eso y siento que tú es lo que esperas de mí. Por eso me alejo, me hago a un lado, me quito, me sordeo, me hago bolita. Trato de protegerme, porque ya no sé usar el orgullo como un escudo ni las palabras como navajas.
Sólo soy yo, desnuda sin bloqueador solar en un día de verano.
Y no me quiero quemar, pero sigo sin poder vestirme.