lunes, 28 de marzo de 2011

¿Por qué sigo contigo?

¿Por qué? Es algo que me pregunto día con día, y aún no tengo la respuesta correcta. ¿Será acaso que es porque me gustas? Tu cabello, tus ojos, tu boca, tu cuello, tu pecho, tu espalda, tu abdomen, tus piernas, todo tú físicamente. ¿Será acaso que es porque me encanta estar contigo? Cada momento, cada risa, cada lágrima, cada beso, cada respirar a tu lado es un instante digno de recordar. ¿Será acaso que es porque a tu lado me siento segura? Aún y no seas el hombre más fuerte del mundo, estar entre tus brazos es como tener cientos de militares a mi alrededor, portar un chaleco antibalas y estar dentro de una cúpula aislante. ¿Será acaso que es porque contigo puedo ser yo? Sin tener miedo, pena; sin sentirme extraña y

meramente ajena a todo lo que me rodea; sin pensar que soy un bicho raro entre los demás. ¿Será acaso que es porque tu no me juzgas? Tratas de entender mis motivos, siendo que no llegas a descifrarlos del todo. Porque tu respetas mi forma de ser y actuar, porque tu me apoyas incondicionalmente. 

¿Será acaso que es porque estando juntos el tiempo se pasa lenta y suavemente; y otras de las veces es rápido, fugaz? Y aunque sean horas, minutos, segundos, días... yo lo disfruto inmensamente. ¿Será acaso que es porque tu me das una razón para seguir? Tú eres mi fuente de inspiración, él que me da impulso, él que me grita "¡No te detengas!, Sigue adelante y no te dejes vencer". ¿Será acaso que es porque tu me conoces mejor que yo misma? Descubres cada estado de ánimo en el que me encuentro, la razón de mis risas, de mis llantos. Aunque no tengas la certeza, créeme, tu lo sabes. 

¿Será acaso que es porque tu me demuestras lo importante que puedo ser? Qué aún sintiéndome nadie puedo ser un todo. ¿Será acaso que es porque tengo un millón de razón que no me alcanzan para escribir? ¿Será acaso que es porque te amo? Porque tu despertaste algo que nadie mas pudo, porque eso me hizo tener miedo, porque trate de escapar y de alejarme lo más que pude de ti, pero al final no pude,porque gracias a ti he podido vivir cientos de buenos y malos momentos, conocer tantas horrendas y maravillosas cosas, percibir tantas nuevas sensaciones.

Porque gracias a ti he podido vivir cientos de buenos y malos momentos, conocer tantas horrendas y maravillosas cosas, percibir tantas nuevas sensaciones.   Sabes algo, ¡me importa un maldito rábano las razones por las cuáles aún siga contigo, las cosas por las qué me enamoro cada día, más, de ti, de tu ser, de tu actuar, de tu respirar! ¡No me importan! Lo único que si me importa es saber que tu sientes lo mismo, que esto puede continuar, que vamos a seguir creando razones, que nos seguiremos  amando. 


Aún tengo que enfrentar las horas de esta noche, extrañándote minuto a minuto. 
Segundo a segundo. Desde el Tic hasta el Tac del reloj.

Aun tengo que enfrentar el recuerdo de tus besos, de tus caricias, de tu mirada.

Aun tengo que enfrentar el vacío de mi cama, la forma regular y monótona de mis sábanas, 
tan limpias y ordenadas, tan vacías muertas.


Cuando la noche llega...
Me quedan tus palabras dulces en mi oído, tus tonterías para sacar una sonrisa, tus manos enredándose en las mías.

Y sí está a de ser nuestra última noche juntos me gustaría llevarte conmigo.
¡Abrázame! y no me sueltes, deja que tu esencia se funda en mi piel.
¡Bésame! y déjame ese sabor tan propio de ti.
Regalame un latir de tu corazón y me podré ir. Porque cuando  la noche llega nada de nosotros se va. 

jueves, 17 de marzo de 2011

17/03/2011

Comenzando el día de una forma tan normal: Despertar y pensar en ti, hacer de ese pensamiento una fuerza motora que me impulse a levantarme y seguir con mi rutinaria vida.
Aislarme del mundo y perderme entre la música mientras me dirijo hacia el ligar del cual dependerá mi futuro.
Terminar temprano y regresarme, nuevamente perdida entre notas, voces y uno que otro grito.

Dudar: ¿Ir a buscarte o quedarme sola? Decido buscar una excusa para ir contigo, porque ¿Qué es la vida sin riesgos? Me recibes de una forma meramente tuya y me invitas a pasar, por mi cabeza empiezan a rodar las ideas que tanto me hacen dudar, hasta que me convences y entramos.
Llegamos hasta la recámara y nos quitamos de los excesos: ropa, zapatos, accesorios... 

La magia comienza y me besas suavemente, me sientes, me animas, me revives.
La llama se enciende y te muerdo, te rasguño, te veo. 

La temperatura aumenta y el calor nos hace sudar "una ducha" es tu sugerencia, y acto seguido, nos encontramos en la regadera:
Sentir el agua descendiendo por mi piel, sentir tus dedos que siguen suavemente el curso de las gotas. 
Frotar jabón en tu espalda y ver como se te eriza la piel, escuchar tu latir: tan tranquilo y fuerte. 
Y el agua seguía corriendo, bajando por nuestros cuerpos, que se palpaban sin perversión, los corazones cantando y nuestros labios comunicandose.

Abrazarte, con calma y un poco de pudor; pero con ganas de no apartarme nunca de allí.
¿Y si me construyes una casa entre tus brazos? Así podría sentirme segura, en paz.
Aumentar otra vez la temperatura, revolcar las sabanas y tirar todo lo que había en la cama, besarte: como si el mundo fuese a terminar. 

Hoy aprendí que un abrazo tuyo puede ser mas que eso; puede devolverme la paz o hacer que la pierda por completo.
Que un beso siempre debe sentirse como el ultimo: salvaje e impuro y suave a la vez.
Que no necesito de mucho para sentirme feliz, si tu te encuentras a mi lado.
Que te amo mas de lo que pensaba. 

¿A las cuántas palabras te transformas en beso? 
¿A los cuántos recuerdos te haces fantasma?  
¿A los cuántos te quieros te haces te amo? 
¿A los cuántos suspiros te vuelves mi alma? 
¿A las cuántas notas te vuelves mi música? 
¿A las cuantas estrellas te vuelves mi Noche? 
¿A las cuántas miradas me besas?
¿A las cuantas mentiras te vuelves mi pasado? 
¿A los cuántos sapos te vuelves mi príncipe?
¿A las cuantas lagrimas te vuelves un recuerdo?
¿A los cuantos silencios te podre escuchar?
¿A las cuantas gotas te vuelves mi lluvia? 
¿A las cuantas mordidas te vuelves inmortal? 
¿A los cuantos vacíos llenas mi espacio?
¿A los cuantos días te vuelves mis noches? 
¿A los cuantos cuantos te vuelves mio?



Lo que más me gusta de mi.

- Mi cabello, entre las yemas de tus dedos; desenredándose tal cual sin repelo.

- Mis ojos, que brillan al ver tu figura a la sombra de la luna. 
- Mi nariz, que percibe ese dulce y varonil aroma tuyo, tan peculiar. 
- Mi boca, que saborea lentamente cada espacio de tu cuerpo. 
- Mi lengua, que recorre cada milímetro de tus labios. 
- Mis dientes, que muerden cada pedazo de piel.

- Mi cuello, que se estremece con tu cálido aliento.

- Mis brazos, que te envuelven. 
- Mis dedos, que rozan cada centímetro de tu piel
- Mis uñas, que se encarnan en tu espalda.
- Mi estomago, que se revuelve al pensar en ti. 
- Mis piernas, que se aferran a tu cuerpo endurecido. 

Yo amo mi cuerpo, porque me permite verte, sentirte, escucharte, tocarte, saborearte, olerte, hablarte. Porque gracias a el tengo millones de sensaciones para recordar, antes de irme a dormir

viernes, 11 de marzo de 2011

¡Bésame! Antes de que te desvanezcas.
¡Bésame! Antes de que el reloj marque un segundo mas. 
¡Bésame! Antes de que el día se consuma. 
¡Bésame! Antes de que la noche nos envuelva.


¡Bésame y no preguntes porque!


¡Bésame! y apaga la luz del sol. 
¡Bésame! y enciende una estrella para no chocar con la melancolía. 
¡Bésame! y susúrrame en el viento.
¡Bésame! y acaríciame con la mirada.


¡Bésame y no despegues tus labios de los míos.


¡Bésame! y no escuches mis lamentos. 
¡Bésame! y apaga mi dolor. 
¡Bésame! y transforma mis lágrimas en cristal.
¡Bésame! y reanima mi corazón. 

          Bésame, porque te lo pido, porque lo quiero, porque lo necesito...

martes, 8 de marzo de 2011


Mi vida es una obra de teatro, una de las tantas para las que escribí, una de las tantas que ensayé, una de las tantas que debí presentar y deje por miedo a perder.
Lamentablemente en esta obra ya no puedo hacer lo mismo, mejor dicho "No me atrevo".
No me atrevo a partir, a olvidar todo lo que contigo aprendí. A dejarte atrás, a soltar tu mano.
¡¡No quiero!! Soy egoísta, lo sé y sinceramente ya no me importa, mientras esté contigo todo se puede ir a la mierda, absolutamente todo sale sobrando. Mientras tú quieras estar conmigo yo seré feliz.

¡Escuchar su voz! Esa voz que me estremecía al pronunciar mi nombre, con una entonación tan perfecta que me alegraba de tenerlo.
Reír juntos en medio de la obscuridad y llorar, a la hora de recordar. ¡Vivir otra vez!
En cada letra de sus poemas, 
En cada acorde de sus canciones, en cada latir de su corazón. 

Aun recuerdo esa ultima vez, y siento como mi corazón se endurecía, cómo el nudo de mi garganta me asfixiaba y la dificultad con la que brotaron mis palabras. Palabras tan convincentes y seguras de sí, que hasta por un momento yo misma llegué a pensar que eran verdad.

Volver a verte, llorar, gritar y pedirme desesperadamente que no me fuera. Que te acompañase un momento mas, que no te olvidara así de fácil. 

Mi hostilidad: "¿Cómo se olvida algo que nunca guardaste para recordar?". 
Tus ojos, cristalinos por las lágrimas que brotaban. Tu voz, quebrantada, desesperada y lúdica. 
Tus venas exaltadas, tan marcadas que se podían palpar.

"Antes de que te vayas... -me susurraste con resignación- ¿Podrías devolverme mi ignorancia?"
"¿Qué ignorancia?"-te pregunte con desdén.
"La ignorancia de la felicidad, devuélvemela ahora mismo! -tu voz me estremeció, tu grito me perforó como una daga directo al vacío de mi alma
- "¿Puedes hacerlo Abigail? Anda, devuélveme eso que con tanto esmero me arrebataste. Borra mi memoria, salte de mi cabeza, esfumate de mis brazos, despegate de mis labios y desgarra mi corazón, regrésalo a su estado vegetativo. ¿Puedes hacerlo fragilidad?... No, tú no serás mas fragilidad, desde hoy te llamaré dependencia, razón, motivo, causa, vida. Si, ese te va perfecto: VIDA. Ahora bien, si vas a irte, procura matarme antes de hacerlo."-
Y sin mas, saliste de la recámara, bajaste la escalera sin tu razonar tan peculiar y te echaste a correr. Yo por el contrario, me quedé inmóvil, observando aquella recámara, ese cuarto que llegó a ser nuestro confesionario mas grande. Escuchando mis sollozos y tus palabras de morfina. Limpiando las lágrimas que resbalaban por tus labios y besándote con las manos. 
Paseando por tu espalda y curando tus heridas, heridas que decían ser superfluas, heridas que abrí y no volveré a sanar.
Tus canciones a mi oído, tus manos en el rasgueo y la mirada fija en mi. 
Las yemas de tus dedos en las teclas, enseñando un do mi sol.
La liberación de tu enojo, la forma en la que gritabas, los golpes que dabas, tu mirada encolerada.
Cada momento que habíamos pasado allí, cada instante compartido, cada palabra dicha, cada abrazo y cada caricia. Todo, absolutamente todo, yo lo había tirado a la basura. 
No preguntes el porqué, no otra vez. Si no te lo dije antes hoy tampoco será.
Ayer me preguntabas que si era feliz, que si me sentía a gusto con la persona que estaba. 
Respondí que si, a lo que tu me contestaste "Yo también lo estoy, veo que al fin encontraste alguien que si te sepa valorar".
No me arrepiento, sabes. Cada dos me doy cuenta de que al menos ha salido bien, tú ya no tienes quien te detenga y puedes seguir con tu camino, yo por el contrario comienzo a decidir qué camino tomar. Y afortunadamente hay alguien que me acompaña, alguien que me cuida tanto como tu lo llegaste a hacer. Así que no te preocupes, sé que estaré bien.

¡Odio tener que guardar todo esto! 
¡¡Lo odio en verdad!! 

Mis lágrimas brotan, sin razón aparente, y las tengo que callar. 
Si tu supieras que hay detrás de cada uno de mis latidos, si tu entiendas el porqué de mi actuar. Si descifraras mis suspiros, me vendrías a abrazar. 

Hoy en esta noche, en medio de un agónico llanto mi corazón te habla
Te grita lo mucho que te ama. Lo mucho que se alegra de que no estés aquí.
 No quiero que algún día me veas llorar de esta manera, no lo quiero.
 ¡No quiero que me veas caer! 
No quiero que te des cuenta de mi fragilidad, de lo tonta que puedo ser, de la estúpida niña ilusa y soñadora que hay dentro de mi. 

En esta noche de llanto, de lamentos, de rabia y dolor, yo te cuento la verdad, yo te digo todo lo que en verdad paso, yo te explico el porqué de mi frenesí y el alto esporádico.  
Hoy, aquí tendida en el suelo, pareciere que me han enterrado, la misma sensación de vacío y soledad, de frialdad, ¡oh quizá no! Quizá y los enterrados se sientan bien donde están, yo por el contrario quiero desistir.

Quiero derrumbarme y no volverme a levantar, quiero que te alejes y te olvides de mi.
¡No quiero que me recuerdes! No quiero ser un obstáculo mas para ti, no quiero ser la piedra que arruine tu camino,
En verdad me siento mal.
Mis ojos se hinchan y el cuerpo se desgana. 
Me adentro cada vez mas, el abismo crece y yo sigo su camino, no intento salir, no me quedan razones, hoy se acabaron todas No te sirvo, ni siquiera eso hago bien ¡Qué inútil! ¡Qué estúpida e inútil me eh vuelto!  

¡Te necesito! Abrázame muy fuerte, fúndeme en tu ser y no me dejes salir jamás de allí. 
No me expongas a esto, déjame ser feliz, en ese lugar, contigo, lo mas cerca que pueda estar de ti. 
No, eso no es lo correcto, lo correcto es que me pisotees, que me maltrates, que me escupas, que me provoques mas dolor! Que cobres cada uno de mis errores y que la cuenta sea muy alta.
En verdad creo que no debes estar conmigo, que soy una persona egoísta. Una maldita persona aferrada, una cobarde.