Aún tengo que enfrentar las horas de esta noche, extrañándote minuto a minuto.
Segundo a segundo. Desde el Tic hasta el Tac del reloj.
Aun tengo que enfrentar el recuerdo de tus besos, de tus caricias, de tu mirada.
Aun tengo que enfrentar el vacío de mi cama, la forma regular y monótona de mis sábanas,
tan limpias y ordenadas, tan vacías muertas.
Cuando la noche llega...
Me quedan tus palabras dulces en mi oído, tus tonterías para sacar una sonrisa, tus manos enredándose en las mías.
Y sí está a de ser nuestra última noche juntos me gustaría llevarte conmigo.
¡Abrázame! y no me sueltes, deja que tu esencia se funda en mi piel.
¡Bésame! y déjame ese sabor tan propio de ti.
Regalame un latir de tu corazón y me podré ir. Porque cuando la noche llega nada de nosotros se va.