Y es que, no le temo a quedar muda, le temo a la sordera… de no volver a oírle jamás.
Y no le temo a quedar sorda, le temo a la ceguera… de no volver a leerle nunca jamás.
Y no le temo a quedar ciega, le temo a la soledad… de no volver a sentirle jamás.
Y por eso, no me gusta ser tan frágil. 
Es una forma de decir “Debí haber sobrellevado mejor las cosas”,  “pensé que iba a soportar esto, pero no”.