Y el silencio mutila los días, los pica en trozos pequeños y los envuelve en un saco que después lanza y naufraga en el mar y se va deshaciendo al compás de la marea.
Vuelvo a ser la tripulante que busca velas en el horizonte, que huye del canto de las sirenas; vuelvo a ser la del mástil sin bandera.
Tengo puntos de sal en casi todos los poros y no sudo, tengo el sol entrándome por las arterias y un cocotero clavado en el alma. Pocas islas soportarán el peso y se hundirán mis pies al pie de las ventiscas.
La mar se hará alta después de la tarde y yo estaré allí, agitando el pañuelo que, alguna vez, perteneció al tiempo."