Mis párpados de niegan a abrirme el telón de la realidad, mis pies se niegan a pisar el suelo frío y abandonar las nubes en mis sueños, mis alas están muy cansadas como para despegar.
Estoy aquí, desnuda. Con el alma abierta de par en par, esperando a que escapen mis miedos.
Con la mirada perdida en busca de un rumbo, con el reflejo roto en el espejo.
Y está la gota de lluvia que recorre mi médula espinal, ésa que me recuerda que tus manos ya no están.
Y está el viento gélido en mis mejillas, como tus palabras en aquella noche del adiós.
Y está la luna, esa maldita perra que me recuerda que soy tuya, como la primera vez que hicimos el amor.
Te extraño, como quien olvida el libro en su casa, en un día lleno de soledad.
Te extraño, como quien bebe el café sin compañía, como quien fuma para olvidar.
Te extraño, como si te me escurrieras entre las manos cual si fueras agua, y el calor de las peleas te evaporara lejos de mí.
Ven, que mi corazón no cesa de llamarte; 65 veces por minuto.
Mírame y dime que ya no estás, porque yo aún sigo aquí.
Ven, devuélveme todos esos suspiros, sonrisas y besos que robaste.
Regresa, aquí; conmigo.
Hablemos de frases terribles; "te amo", por ejemplo; y "yo no", como final.