sábado, 31 de marzo de 2012

"Llueve, y no puedes evadir la sensación de que afuera una nube gris lleva tu nombre. Llueve, y el agua que corre besando el cristal de la ventana se te antoja con sabor a lágrimas, como aquellas que quisieras nunca haber derramado, pero sacudes la cabeza, ¡que vuelen esas ideas! Todo esta bien ahora, es de lo más normal del mundo, sentir melancolía cuando sabes que esta lloviendo, imaginar que llueve fuera y que por mandato de algún dios ignoto también llueve dentro, en lo profundo de ti. Nunca has sido de los tipos esos que se obsesionan por la lluvia, así que sacudes de nuevo la cabeza, te olvidas de la tarde tormentosa, y continúas acomodando los papeles del día, todo esta listo ya para guardarse en algún cajón del escritorio y no volver a pensar en ello.

Revisión final. Todos se han ido en pos de la calle obscurecida, apagas las luces, cierras la puerta de cristal, y al caminar por el recibidor es cuando ves la sombra. Te sonríes, ¿acaso también te va a atacar la psicosis del Fantasma de la Oficina?, todo es culpa de la lluvia, del cansancio, del no-pasa-nada-todo-esta-muy-bien, del paso sin propósito de los días. Entonces también la sombra sonríe a la luz mortecina de los ventanales y te das cuenta de que se trata de ella, tu gran amiga ahora. Bien, ahora eres su confidente, estas seguro que la lluvia también removió algo en su cabeza, así que aquí estas, con una tormenta de miedo a partir de la banqueta y todo el tiempo que tarde ella en narrarte la ultima pelea con él, o el ascenso que no han querido darle, o las críticas endulzadas con café en esas sus reuniones de amigas.

En la penumbra sientes la sonrisa tontamente pegada a tu rostro, un par de pasos mas y al contemplar su cara te das cuenta de que nunca ha escampado, que es ésa mirada profunda la que te traspasa como a un insecto, y te penetra como relámpago en el alma cuando es ella quien se acerca a ti

¡Dios mío!, el beso, sus labios...
¡Pero si todo había estado bien esta tarde!

Y de nuevo sientes que te defragmentas, que todo comienza a girar a tu alrededor, que con tus manos y sus manos en movimiento empieza ahora sí a golpear fuertemente la lluvia con la furia del cielo contra los cristales helados."

Lloverás.


Esta tarde puedo comprender tu actitud de estos últimos días: El cielo gris obscuro tiene tu rostro, es exacto, los mismos síntomas, la cara nublada, los ojos como centellas y relámpagos, la voz en un trueno, y detrás de toda esa mascara de tempestad la angustia de anhelos contenidos, de necesidades no confesadas. Tus inquietudes han tomado forma de nubes. Sé que lloverá, no hay duda, así que aquí estoy, espero con ansias la tormenta oliendo la humedad en el aire electrizado, y con la fe ciega de que también lloverá en ti, verás con claridad cuáles son los deseos que reclaman tu alma... y tu cuerpo.

Mis brazos están extendidos, las palmas hacia arriba, te contemplo con los ojos cerrados esperando impaciente que mis manos se llenen de ti, agua que fluirá furiosa por entre mis dedos, que empapará mi cuerpo en su abrazo incontenible, invadiendo mi ser hasta los lugares más recónditos. Al final, cuando escampe y salga el sol, tus labios en sonrisa me prometerán el arco iris, ése que pintará de colores el azul claro y frío de ese cielo, oculto e inquieto, bajo el cual Yo ya estoy segura de esperarte 

viernes, 30 de marzo de 2012

Hoy voy a amarte como tenga gana de hacerlo, hoy voy a llenar tus vacíos.

Te tengo. Y solo deseo llenarte de mí, invadirte sin reservas. Aquí. Ahora. Me perteneces, mis ojos son llamas dispuestas a incinerarte. Estas inmóvil. En silencio, por un instante te contemplo pero mis labios se mueven impacientes atrapando tu aliento. Ríndete. Dame ese labio inferior que ya declaré mío, ese que será prisionero de guerra entre tu boca y la mía. Déjame. Hoy voy a amarte como tenga gana de hacerlo. Sentirás mis manos recorrer el contorno de tu rostro y después me dirás lo bien que mis dedos se entienden con tu pelo. Así. Es tan fácil encontrarme con el camino a tu cuello, a tus hombros, a tu pecho. Despójate de ataduras, del traje rudo, de la cordura, dame tu desnudez de cuerpo y alma. ¡Te quiero!...

Acariciándote, puedo sentir como vibras por completo, no hay descanso en tu pecho, reclámale a mi boca que insaciable se empeña en recorrerlo todo, todo por entero, todo es mío, igual que tu espalda, que tu cintura, tu vientre, tus piernas, esas piernas firmes que me enloquecen, las mismas que me roban lo que me queda de sensatez cada que las siento, cada que me atrapan.

¿Que le voy a hacer?, estoy seducida por esa carta de Tarot llamada Deseo.

Entrelaza tus manos con las mías y déjame quererte, déjame apoderarme de tu sexo, de tu orgasmo, es lo que quiero, déjame poseerte, déjame entregarme, déjame pertenecerte y llenar ese vacío que dices que sientes.

¡No te atrevas a enamorarte de nadie mas!, yo estoy aquí, dispuesta a quererte, dispuesta a ser tu confesión y tu locura, ¡dime!, ¿que mas puedo hacer?, ¿que mas debo admitir?, ¿a quien hay que quitar de en medio para que seas de mí por completo?, quiero llenar tu vacío, quiero que Tu seas de mí, siempre, siempre, sólo de mí…

¡Dame tu vacío que yo sé bien como llenarlo!

Sin preguntas, por favor.

Déjame colgar el corazón
De un clavo junto a la ropa
Necesito aligerar la carga
Este tu lecho improvisado
Mi alma por sábana incolora

Déjate quemar por la fricción
Hagamos fuego de piernas y brazos
Este día quebrántame los huesos
Seamos solo mis ojos y tus manos
Nada de flores, nada de versos

Deja la cordura y hazme el amor
Sin apariencias ni mentiras
Sabes bien como llevarme al cielo
Qué te importan las respuestas
Así que olvida las preguntas

Le extraño.


"Hoy tampoco te veré, y aunque me niego a admitir que extraño ver tu sonrisa dibujada en esa cara de seriedad que tienes; suspiro, me rindo, y acepto que tú te has convertido en esa necesidad que tortura, en esa penuria que hace morir lentamente. Estos minutos que pasan y en los que logra atraparme la nostalgia se convierten en cruces que marcan más tu ausencia. Si. Duele no poder verte, duele tu ausencia, duelen estas dagas que se clavan sin piedad y sin coherencia en este corazón que estas matando a recuerdos, y es en este pecho donde a momentos todo se ahoga en el deseo de ti. En este silencio vislumbro tu figura, y me devora la urgencia, yo ya quiero tenerte de nuevo aquí, conmigo... Todo lo tuyo me hace falta.

Hoy tengo ojos de pupilas inundadas, hoy tu ausencia es esa lluvia que no cesa, de cielos nublados y furiosos, tu ausencia es fuego que no quema, donde la luz no es cálida, donde la luz es frío, sombras y cenizas que marcan el espacio donde siempre estas y donde hoy solo habita el vacío. Me pregunto como estas hoy, que tal va tu día y me lamento que no estés aquí para convencerme de hacer esas actividades que declaro absurdas, esas que me quitan el tiempo y me colman la paciencia, y que hoy quien dijera que hecho tanto de menos.

Aquí estoy. Aquí sigo. Paciencia. Esperare tu regreso, y ten por seguro, la alegría de verte me hará olvidar estos lóbregos delirios en los que jamás creí evocarte tanto, hablaremos y me sentiré crispada de escuchar esos tus torrentes de palabrería ininterrumpida que dominas con exquisita perfección. Viviré de nuevo tus habituales locuras, tu creatividad, tus alardes de sapiencia, tus delirios de grandeza, discusiones, retos, tus preguntas, y hasta tus intentos de arte, estaré crispada, alterada, impaciente, exasperada… y, créeme: Feliz."

miércoles, 28 de marzo de 2012

Déjame un mes más, Alejandro.

Déjame un beso,
un beso inmenso, como de la talla del universo
déjame un beso travieso, para aumentar el suspenso
para quererte, para soñarte y arder por dentro,
déjame un beso, para llenar el hueco que dejas hasta tu regreso.

Déjame una caricia,
una caricia, con un poquito de malicia
una caricia que siempre es una delicia,
tierna, sabrosa, dulce, peligrosa,
déjame una caricia, para llenar ese espacio que dejas hasta tu regreso.

Déjame una mirada,
una mirada hechizada, que refleje el destello de tus ojos bellos,
una mirada, que brille como un millón de soles,
y encienda en mi alma, la llama del amor y la pasión,
simplemente te pido eso, una mirada,
que ilumine la penumbra que dejas hasta tu regreso.

Déjame un recuerdo,
el recuerdo de tu compañía, que la deseo noche y día,
una fragancia, un mecho de tu pelo, una sonrisa,
un recuerdo aunque sea perverso, o simplemente obséquiame un verso,
que me acompañe, durante la ausencia que dejas hasta tu regreso.

Hoy soy más tuya de lo normal, hoy soy tuya por primera vez, después de 456 días.

Déjame colgar el corazón
De un clavo junto a la ropa
Necesito aligerar la carga
Este tu lecho improvisado
Mi alma por sábana incolora

Déjate quemar por la fricción
Hagamos fuego de piernas y brazos
Este día quebrántame los huesos
Seamos solo mis ojos y tus manos
Nada de flores, nada de versos

Deja la cordura y hazme el amor
Sin apariencias ni mentiras
Sabes bien como llevarme al cielo
Qué te importan las respuestas
Así que olvida las preguntas

Las respuestas van grabadas en cada uno de tus besos.

¿Qué pasa si tú me gustas
más de la cuenta,
y si yo, sin lugar a dudas
quiero todo contigo?

¿Qué pasa si ya no puedo,
ni quiero, dar marcha atrás
porque he descubierto
lo que tengo al frente mío?

¿Qué pasa si quiero saber
cuantos tabúes se pueden romper
y cuantos convencionalismos
se van a volar?

¿Qué pasa si me atrevo a soñar
que mis brazos son alas
y no hay gravedad ni distancia
entre yo y el cielo?

¿Quieres saber...?
pues ahora solo tengo preguntas
quien se robó el silencio
dejó en tus ojos las respuestas

Todo es infinito cuando inicia y termina contigo.

Tu...
me motivas
me incitas
me provocas
me piensas

me deseas
me adivinas
me invocas
me observas
me ansias
me persigues
me torturas
me devoras
me acaricias
me apasionas
me escuchas
me absorbes
me posees
me excitas
me impulsas
me apoyas
me implicas
me aconsejas
me recuerdas
me confías
me ambicionas
me tocas el alma
Tu...

Todo
Es Infinito
Cuando inicia
Y termina
Contigo

martes, 27 de marzo de 2012

Terminé siendo libre.

"Cuando deje de resistirme a pertenecerle resulto que fui realmente libre, tanto propósito tuve de no caer bajo su hechizo que inventé peleas donde no había motivos y problemas donde no había conflictos, entonces, era esclava de mi estado de animo y de la negación de amarle. Un día amanecí con el deseo de dejarme llevar por la marea de ese mar inquieto contra el cual jamás pudieron los remos, me deje seducir y de pronto en mis brazos y sin esperarlo, fue quien se rindió. Que ironía, que ahora que pretende seguir mi andar es cuando camino sin rumbo fijo"

No me basta ser tuya, quiero que me proclames y me presumas.

"No me basta
Que me quieras con el alma,
Quiero verte hasta el último cabello
Perdiendo por mi amor la cordura y el aliento.


No me basta
Que me consideres tu apoyo y compañía,
Necesito saber que desfalleces,
Que agonizas lentamente por tenerme cada día.
No me basta
Tu lenguaje profundo he insinuante,
Deseo saberte delirante,
Sentir que tu cuerpo arde y que te consumes por tocarme.


No me basta
Ocupar en tu corazón un lugar imprescindible.
Anhelo ser la fuerza incontenible,
Las ansias de tu cuerpo, el torrente de tus venas.


No me basta..."

miércoles, 14 de marzo de 2012

Pecado.

Es el Pecado, que torna deseable la neblina nocturna sobre mis pasos ajados.
Es el Vértigo que violento al aire de mis ojos enervados, como un soplo de tregua para que caigan los párpados. 
Es el Instinto ondeante que galopa sobre el territorio inequívoco con húmedas cúspide blancas que me elevan hacia tu finito. 
Atrapa el descaro que mi sombra deambula, y no creas en esos rosarios de silencios rumiados por el alma descuartizada en ausencias de vuelos. 
Obligada al encuentro de mis instintos me desvisto del atuendo que cubre el deseo, adapto mi espacio… me fortalezco, preparo el ungüento con mi ávido veneno. Y me dejo seducir. 
El voraz filo de los ojos cerrados arde en el cuerpo, son corrientes internas que delinean formas concretas … encadenamientos de imágenes suspiradas al encuentro. 
No puedo evitarme seguir. 
Traspasa el fuego a la superficie de la tierra, entropía negativa que me libera. 
No quiero evitar sentirte así. 
La estructura se arquea. Los vértices del cuerpo chocan una y otra vez. 
Se derraman gestos que nos acercan, que nos enferman de hambre que nos anidan en la piel. 
Se acentúan las líneas que marco con mis uñas. 
Se hacen profundas las palabras susurradas al oído del ayer. 
Se firma en la bestia vestida de doncella el nombre tautológico que ha de grabarse en nuestra esfera, como rastro hallable del hecho en el hecho, de amanecer rodeándote con brazos volátiles … vapores construidos desde tu ser. 
Es el pecado que tienta mis venas, en dientes que se afirman sobre tu cuello. 
Es la necesidad de alimentar sin saciar, lo que a mis poros sustenta. 
Es matar, avivando el deseo con signos escritos sobre el tacto filoso de una hoja que transgredo … a veces te llega y otras, se suspende castigada en el tiempo. El cántico verrugoso, áspero y mentiroso… Golpea. Cálculo maligno que el reloj relampaguea desde el cúbico desértico de otra habitación que me recuerda y obliga recordar… el desesperanzado impulso de tener que despertar. 

martes, 13 de marzo de 2012

Violento deseo.

Aquella tarde de junio parecía de lo más normal con el sol brillando en lo alto de un cielo azul abierto donde los pájaros volaban raudos en busca de aventuras. Marlene aprovechó lo cálido del día para estrenar aquella hermosa blusa blanca que había olvidado utilizar, se puso su falda corta de vuelos y se dispuso a salir a la universidad.
Era una chica sencilla, su piel canela y sus grandes ojos negros y expresivos no le aportaban nada especial en comparación con las demás chicas de su edad. Con tan solo 17 años disfrutaba caminar sola y beber un café en la esquina opuesta al hospital, su bajo perfil le encantaba.
Esa tarde, una enorme nube gris cubrió de presto el cielo que iluminaba a Marlene, quiso la vida que se mojara un poco y caminara coqueta por la ciudad.
Ella, más fresca que de costumbre, del cuerpo y del alma, se dispuso a tomar el café de siempre en aquel mismo local. La blusa blanca se volvió transparente y se adhería como una segunda piel a su cuerpo debido a la humedad. El respirar marcado y suave hacían resaltar aún más los tiernos senos de la joven, mismos que acapararon la atención de aquel hombre maduro y quien a pesar de su seriedad no podía dejar de admirar.
Ella está acostumbrada a esa clase de miradas, pero esta tarde en especial las disfruta más. El caballero es marcadamente mayor que ella, de porte ejecutivo y exitoso, bien conservado a pesar que aparenta doblarle la edad. A Marlene le apetece coquetear, le apetece él.
Como un dardo, su mirada lasciva acierta en lo más profundo de la pasión del fulano mientras ella juega con la pajilla en su boca, la acaricia con los dedos, la circunda con su lengua, la ingresa y extrae suavemente en su boca mientras respira más agitada para que él pueda notar el color de sus senos que se vislumbra a través de la húmeda tela.
Cruza la pierna y recoge su falda, sus piernas carnosas y muslos gruesos pero bien torneados le parecen suculentos trozos de cordero para el lascivo lobo mayor.
Él, descaradamente la penetra con la mirada y una protuberancia comienza a abultarse en su pantalón. Ella sabe que lo tiene a sus pies y decide arriesgarse.
Dejando en la mesa la propina, coge una servilleta, se pone de pie y camina segura rozando el hombro del desconocido y posando la servilleta en su mesa con un claro mensaje “¿Me deseas?, entonces sígueme”.
El ejecutivo se levanta con tal prisa, como si el propio mesías le pidiera seguirle como apóstol y corre a su vehículo para alcanzar a Marlene, se estaciona a su lado, la chica se sube y sin seguir protocolos le dice “Llévame a un motel”.
Cruzan tres barrios, aún están húmedos por la lluvia y apartan un cuarto azul en un motel boutique.
Él se despoja las ropas con tal energía que parece le ardieran, ella se recuesta en su reino con las piernas desnudas y lo invita a ingresar. No requiere caricias, pues a ella le encanta morder, él se queja y gime, la toma del pelo, le abofetea y Marlene extasiada le pide más. Le marca la espalda con sus largas uñas pintadas de negro y él la tira de frente contra el colchón y apartando sus nalgas se llena la vista con el sexo de ella. No pierde más tiempo, no aguanta más, le clava como su estaca y ella se encorva de dolor, no esperaba tal virilidad, tal grosor ni energía de ese desconocido.
Marlene lo insulta, pero no le recrimina, le exige aún más; él deja caer todo su peso, con una rodilla en el colchón y la otra recogida coge envión para penetrarla a comodidad con esos muslos ensanchadamente masculinos. La penetra con la misma velocidad con que sale, es un martillo hidráulico en plena construcción de placer. La gira, abre sus piernas y deja que su barba cosquilleé su clítoris, luego ingresa su lengua, luego dos dedos y repite el ciclo a placer. Ella no soporta, le escupe la cara y él le devuelve el favor, le recrimina su detenimiento y le indica continuar.
Ambos son una mancuerna perfecta de lujuria violenta. Ella la insulta y él arremete con fuerza, la coge del cuello mientras ella le sangra el pecho clavando sus uñas y rasgando hasta el vientre. Ríen, gimen, gritan, se insultan, y un rastro de sangre se mezcla con el sudor. Se besan y empujan y la sangre se mezcla en su piel haciendo una nueva paleta de color sobre las sábanas.
Marlene sale de la cama, se  posa frente a él y con un puntapié en el pecho lo recuesta sobre su espalda. Se ha hecho de su sexo, lo mira, lo lame, lo estruja y escupe. Lo fricciona con sus manos como queriéndole desollar, y de un brinco felino se ha empalado en él. Lo cabalga con fuerza y ambos gritan exhaustos sin dejar de coger.
La sangre no deja de brotar en el pecho de él y al sentir un nuevo zarpazo le suelta un bofetón en la cara a su lolita, ella no grita, le excita y pide que lo haga otra vez. La dosis vuelve a administrarse con efecto tal que su labio también comienza levemente a sangrar y ella se inclina para compartirla con él a través de sus besos.
Son violentos y felices, son sucios, libres, son ellos mismos en aquel enorme cuarto azul donde la luz brilla suave, donde nadie sabe sus nombres ni qué es lo que hacen. Las sábanas estorban, la cama les parece chica, continúan en el piso, sobre la alfombra, un espagueti de brazos, piernas, espaldas y tetas se sirve sobre la mesa mientras no dejan de moverse. Sudan, sudan como si el mismísimo infierno les hubiera rodeado, la saliva se ha acabado ya, necesitan de agua, se meten a la ducha y allá continúa el placer. Ella disfruta aunque parezca ser víctima de una violación. Él la adora aunque parece que se hubiera sacado con ella sabrá Dios qué rencor. Son perfectos y perversos y nunca olvidarán aquella ocasión en que la lluvia les juntó.
Duermen mansos, como boas recién hartas, impávidas, inmóviles, uno junto al otro en completa paz…pasan las horas, se visten, lavan sus leves heridas de guerra, se comen con los ojos una última vez y vuelven de nuevo a salir de esa habitación azul, al día que ha aclarado ya con el inmenso sol y su luz, van de regreso a su vida, a su rutina, a aparentar para no dar de qué hablar.
Dos desconocidos sublimes y perversos, dos almas especiales o enfermas según tu mismo los puedas juzgar…Yo no puedo juzgarlos, pues yo aún veo la sangre correr en mi pecho cada que cierro los ojos y veo de nuevo la imagen de Marlene.

domingo, 4 de marzo de 2012




"Desaparezco en un lugar paralelo, sin sueño, donde mi cuerpo se funde eternamente en un abrigo de terciopelo, donde el placer supera el límite de lo soportable, y se transforma en gotitas adiamantadas en los rincones de los ojos, donde el roce de sus manos es igual a las alas de una mariposa, donde las agujas del reloj dan veinticuatro horas la vuelta, y yo me quedo suspendida en ellas."


sábado, 3 de marzo de 2012

Soy como una rosquilla: siempre horadada en el centro, y ando buscando el trozo que falta...

-"... Soy una tonta. Espero demasiado, y después me enfado porque nada sale como yo quisiera. Cuando era jovencita y estaba llena de esperanzas y aspiraciones, no sabía que tendría que sufrir tan a menudo. A veces creo que por fin he creado una coraza y que no volveré a padecer, pero mi frágil concha se rompe y, una vez más, mi sangre fluye con las lágrimas que vierto. Después me sobrepongo y sigo adelante,  me convenzo de que todo tiene una razón que descubriré en algún momento de mi vida. Y, cuando consigo algo que deseo, pido a Dios que dure lo bastante para darme cuenta de que lo tengo, y que no me duela cuando lo pierda, pues sé que no puedo esperar que perdure."