"Tengo miedo.
Me asustan las palabras descompuestas. Esas que se tiran contra el suelo y no se rompen. Las que rebotan, las que pegan, las que gimen.
Me espantan las lenguas con espinas, los cerebros sin rosas, los corazones de piedra.
Me aterran los vacíos, la oscuridad de las sílabas, los destellos mojados.
Me escondo entre algunas páginas, pero sus gritos son más fuertes y hacen eco en mis tímpanos. Ellos hablan con esas mismas palabras que duelen.
Los escucho siempre, están bajo mi ventana. Vienen porque saben que les tengo pánico. Gritan a todas las horas. A deshora. Todo el tiempo. Después de él. Tiemblo, y se me quedan unos vocablos con sabor agrio dentro de la boca. Ahora los escupo. No puedo llevarlos dentro por mucho tiempo."