"No necesito tacones para ser mujer, ni olvidar cómo llorar para ser fuerte.
No necesito carcajearme para demostrar que soy feliz, ni guiñarte un ojo para hacerte saber que estoy contigo.
No te necesito para poder amarte, ni me hacen falta las palabras para hablarte.
No necesito que salga el Sol para ver la luz, ni la lluvia para refrescarme.
No necesito alas para volar, ni morir para aprender a vivir.
No necesito decirte que te quiero para que lo sepas, aunque debería.
Mucho menos necesito sufrir para merecer. Ser merecedora de todo y de ti.
No necesito competir contra ninguna otra mujer para que sepas lo que soy yo.
No necesito demostrarte que eres importante si eres incapaz de ver que te lo he venido demostrando hasta cansarme.
No necesito decirte que exagero cuando digo que me canso porque en realidad nunca dejo de intentar.
No necesitas abrir los ojos para que me veas, ni que me toques para que me sientas."
No necesito arrastrarme y suplicar perdón para que te des cuenta que estoy arrepentida.
No necesito llorar y manchar mi rostro de rímel para que te des cuenta que estoy triste.
No necesito gritar y arrancarme la piel para que sepas que te extraño.
No te necesito para que me hagas compañía, ni me hace falta tu presencia para sentirte.
No necesito vestirme de negro para que sepan que mi alma está de luto.
No necesito ver fotografías para recordar lo felices que fuimos.
No te necesito llamando cada noche a mi puerta, ni abrazando mi cuerpo cuando tiembla de frío.
No te necesito, pero me gustaría que estuvieses.
No necesito arrastrarme y suplicar perdón para que te des cuenta que estoy arrepentida.
No necesito llorar y manchar mi rostro de rímel para que te des cuenta que estoy triste.
No necesito gritar y arrancarme la piel para que sepas que te extraño.
No te necesito para que me hagas compañía, ni me hace falta tu presencia para sentirte.
No necesito vestirme de negro para que sepan que mi alma está de luto.
No necesito ver fotografías para recordar lo felices que fuimos.
No te necesito llamando cada noche a mi puerta, ni abrazando mi cuerpo cuando tiembla de frío.
No te necesito, pero me gustaría que estuvieses.