sábado, 30 de abril de 2011

El concierto de los cuerpos.

Mi cuerpo es esa canción que no te cansas de escuchar. 
Mis labios son como esa melodía que tarareas durante horas. 
Mis ojos son esas notas que te indican el humor de la sinfonía.

 Ven, acompáñame te invito a presenciar esta puesta en escena. 

Se trata de un concierto de amor, de sensualidad y de pureza.

Aquí se prohibe usar ropa y se exige el uso ilimitado de la imaginación. 
Deja que tu respiración relaje los sentidos; que tu corazón nos marque el ritmo y que la voz nos salga por la piel. 

Escucha con atención, los latidos aumentan, hay que acelerar el ritmo, acentuar el compás y movernos hasta explotar. 
Toca mi cuerpo, en esta noche se a convertido en tu instrumento. 
Desliza las yemas sobre mis brazos, desciende por mis senos y agudiza mi pezón.  
Marca el ritmo de mi cintura y suaviza mis caderas. 
Un redoble de besos, y la canción aun no termina. 
Mi espalda como esa guitarra, que rasgueas con mas fiereza;  
Mis piernas son ese acordeón que se expande y contrae al deseo de tus manos;  
Mi alma como ese piano en el que te deslizas suavemente, en el que tus dedos se posan con sutileza haciéndolo vibrar. 
Tu espalda es mi pentágrama y en el escribiré con la punta de mi lengua, las notas que mis besos tengan para corear.
Tu nombre es la letra de esa canción que estoy a punto de entonar. 

El amor es nuestro director, mueve sus varitas de acuerdo a sus acordes, se tambalea y se estremece al escucharnos gritar. 
Nos dirige con sus manos sutiles, nos lleva hasta la cumbre del placer, donde la ultima nota permanece en el recuerdo de quienes presencian nuestro acto.