viernes, 28 de septiembre de 2012

Tengo memoria.

"Tengo memoria de cada una de las fisuras de tu cara..., también de tus surcos y palabras.
Tengo memoria de tu mirada.  
Tengo memoria de la arritmia en mi pecho, memoria de cada beso: del primero, del segundo, del tercero. Y también del cuarto.  Tengo memoria de tu abrazo, del asfalto.
Tengo memoria de todo el tiempo que estuve ahí… Tengo memoria de ese día. 

Acariciaste mi rostro con tus manos de pianista…, y no dolió; luego pintaste con tus labios un amanecer en mi cuello: tu lengua fue el mejor pincel, y la saliva la mejor pintura.
Todo como debió ser.
Y sí, ese abrazo tuyo se sintió bien. O quizás más que bien, no lo sé; pero mis ojos, poco a poco, se fueron convirtiendo en dos gotitas de líquido salado. Llanto inesperado. 
Recuerdo el recorrer de tus dedos por mi hombro, cuando apartaste mis cabellos y dejaste mi clavícula desnuda; y la mordiste, así, como queriendo arrancar un pedacito de mi para llevarlo en tu boca. ¿Recordarás todavía el sabor? Siempre me pregunto.
Sonreírnos el uno al otro, cara a cara, con los ojos cerrados, eso fue lo mejor.
El instante se me hizo eterno..., luego nos miramos y era como si cargáramos los ojos desnudos, eran cuatro esferas negruzcas y laberínticas que se estaban mezclando.
Las extremidades comenzaron sobrar.
El mundo no se detenía y yo seguía perpleja por el efecto de iluminación intensa sobre tu rostro. 
Tengo memoria de todo. Y es que estuve escrutando tu piel casi al milímetro.
Fueron milímetros perfectos que mi ojo imperfecto vio. Y aunque han pasado ya varios meses, recuerdo ese día con mucha nitidez…, como si todo hubiera sucedido ayer.
Desde ese día duelen estas manos de mármol que no te dibujan en mi boca. Duelen.
Algunas veces me dan ganas de cortarlas…, para no escribirte, para no recordarte.
Pero nada que hacer, sigo en el mismo lugar. Recordando. Escribiéndonos."
Sé que ya no estás, sé que no quiero que estés; pero si algún día regresas solo espero que yo te siga amando tal y como ahora.