miércoles, 4 de enero de 2012

Amanecer.

Una cara conocida entre la multitud, una sonrisa nerviosa, una buena mano jugando al Póker, un todo o nada. La cara buena de la moneda, pero también la mala. Una cama desecha, un poema a medio acabar y un cigarro a medio consumir. Es un nombre en la arena, un roce que estimula los sentidos. Un ataque de risa incontrolable. Un deseo soplando las velas. Un sueño inacabado por un despertador. Y mi mejor sensación cada mañana.