Tan terca...
que intento una y otra, y otra, y otra vez; hasta quedar en el suelo, cansada.
Tan ingenua...
que puedo tragarme cada mentira pronunciada, y aún así creyendo.
Tan loca...
que salgo corriendo, descalza y furtiva hasta tu casa, solo para darte un beso y desearte buenas noches.
Tan brava...
que si me provocas puedo llegar a golpear peor que un varón.
Tan débil...
que puedo negarme a cualquier cosa, excepto a un abrazo tuyo.
Tan triste...
que ni las putas de García Márquez se comparan conmigo.
Tan feliz...
que las lombrices no me llegan ni a los talones.
Tan ácida...
que el limón se vuelve la fruta más dulce a lado mío.
Tan tuya...
que ya no sé lo que era antes de ti.