sábado, 21 de enero de 2012

No es sexo, es el Cosmos.

  "El dolor es sin duda lo que debe de asustar a la gente. 
Pero la muerte no puede ser dolor, si el dolor es físico y la muerte, el estado definitivo en el que perdemos nuestra envoltura. Tengo mi propia teoría acerca de lo que debe de pasar cuando una muere.  Somos pura energía, y al morir, todos nuestros átomos se irán mezclando con el resto del Universo.  Nuestra energía propia acabará mezclándose con la energía del Cosmos. Ni Paraíso, ni Infierno.  Somos una unidad del Cosmos, o sencillamente el Cosmos entero. 
Así me siento yo cuando hago el amor. Siento una mezcla de energía con la otra persona, que me hace viajar y fundirme con el Cosmos. La energía de mi orgasmo es una pequeña parte de mí misma que se va y acaba mezclándose con el Universo, y cuando acabo rendida, vuelvo a mi estado humano. Es un viaje
sideral de mis células que se quedan dispersas para siempre, prisioneras de un tumulto energético, el cual no sé gestionar y que me llama permanentemente."