lunes, 6 de febrero de 2012

Me enamoré de su parte inocente.

Conozco a un niño que se disfraza de hombre grande, que a pies descansos camina fuerte y mantiene la mirada firme.
Sus piernas largas salen como raíces que se aferran a tierra firme, sus manos de gigante aprietan fuerte y juegan a ser controladoras.
De su boca las palabras salen muy lejos de la emoción, a saltos gigantescos secan su lengua cuando se aproxima el momento de decir lo que siente- Enmudece. Se entumecen los labios para contener ese corazón que late fuerte apretado entre tanto hielo que no le permite volar.
Cada día quiere protegerse mas aún… de su piel ya casi quieren salir escamas, sus uñas rasguñan los omóplatos en un extraño ritual que le mantiene abiertas las heridas.
Conozco a un niño que se quita la ropa para jugar entre mis piernas deja de pisar el suelo para recostarse sobre mi pecho, sus piernas mas que aferrarse, acarician la tierra que sale de mi boca intentando resecar tanta nostalgia.
De su boca y de la mía a pesar de que me entristezca, debo decirlo... las palabras se aferran a la pasión esquivas al sentimiento, se mimetizan entre los gemidos.
Su piel reseca entre mis besos se humecta, luego, la acaricio y una a una voy quitando escamas... no sé si algún día logre terminar... no sé si lo intento siquiera, sólo me complace que sean menos.
En un extraño ritual busca que le cure sus heridas, pero no me permite cerrarlas.
Conozco a un niño que cuando sea grande quiere volar, arrancar los pies de esta tierra y a gran velocidad surcar el infinito. Que bien alto quizá fuera de la tierra quiere crecer entre la hierba húmeda recién mojada.
Puedo decir que lo conozco porque se arroja desnudo sobre mi como le gustaría hacerlo sobre la tierra mojada. Quieto- se acurruca en mis rincones.
Duerme plácido mientras me aprieta fuerte y mientras duerme puedo escuchar como su corazón se estremece sintiéndose,
el niño que ama,
el niño que es,
el niño que finge ser hombre.
El niño del cual me enamoré.

(Adaptación)