Permíteme,
Será tan sólo un rasguño,
pero te aseguro que lo disfrutarás.
Más que respirar, tu oxigeno estallará en jadeos,
déjame los dientes preceden a mi legua enjambrada a tu hueso ilíaco.
Quizá un gemido se te diluya entre el éxtasis de no tener claro si estás gritando de dolor o de placer, de no saber o no querer saber, si quieres estrangularme o lamer mi cuello, si me desarmas a cachetadas o rasguñas la espalda.
Probablemente sientas que estás confundido y se te enreden los gemidos en dulces palabras, en bramidos atolondrados queriendo acariciar mi oído,
probablemente, quizá…
O puede que te entregues y desfallezcas ante mi dulce y tierna boca acercándose a cada poro, hasta quedarme sin saliva siquiera para besarte.