viernes, 17 de febrero de 2012

¿Me permites?

Permíteme,
Será tan sólo un rasguño,
quizá algo de sangre se derrame,
pero te aseguro que lo disfrutarás.
Más que respirar, tu oxigeno estallará en jadeos,
déjame los dientes preceden a mi legua enjambrada a tu hueso ilíaco.
Quizá un gemido se te diluya entre el éxtasis de no tener claro si estás gritando de dolor o de placer, de no saber o no querer saber, si quieres estrangularme o lamer mi cuello, si me desarmas a cachetadas o rasguñas la espalda.
Probablemente sientas que estás confundido y se te enreden los gemidos en dulces palabras, en bramidos atolondrados queriendo acariciar mi oído,
probablemente, quizá…
O puede que te entregues y desfallezcas ante mi dulce y tierna boca acercándose a cada poro, hasta quedarme sin saliva siquiera para besarte.