sábado, 31 de diciembre de 2011

Bienvenido seas, 2012.

Se deshojó el año, dejando solo el último pétalo, aunque destinado a morir mañana, pero a mantener una llamita cuando con el recuerdo de nuestra memoria acudamos presurosos a él.

En muy poco se encenderá una vela, con 2 milenios atrás de ella empujando la forma de la cera e influyendo en el tamaño de su pabilo, pero nacerá.


Se va el año pero no la esperanza.

Feliz 2012.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Buenos días.

“Como un hada que bate sus alas rápidas, implacables, alardeadas; el corazón bate a mil por hora. Mis palabras se clavan como espadas. Mi lengua se pierde en tus entrañas; primero en tus labios, tus manos en mis nalgas. Cuellos con pelos de punta, necesito mirarte a la cara; susurrarte mil baladas llenas de balas. Voy a rimarte hasta perder el tiempo y las ganas. La noche pasa, pasa, y pasa… y sólo queda el sol por la mañana; abrir mis ojos y ver tu espalda. Notar poco a poco las arrugas de las sábanas; sentir tu puta alma clavada en mi alma. Esto debe ser de Dios o del karma. Tú. Tú debes ser de Él o del karma. Me lo tomaré con calma; viviremos el momento, sin pensar en nada. Vamos a subir la persiana… Después de echar un polvo, te llevaré el desayuno a la cama. Buenos días, amor. Buenas mañanas.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

A veces pienso en tí y me pongo triste, otras me pongo contenta recordando lo que me dijiste, es que soy tan fácil de complacer a veces que no entiendo lo difícil que se vuelve todo siempreEres tú cuando me duermo, tú cuando despierto y tú cuando no estás... y te recuerdo. Me queda tanto por decir que ya no se lo que inventarme, cualquier excusa es buena para abrazarte. Ven, sígueme, confíame tus sueños, cógeme la mano y convirtamoslos en nuestros, tengo ganas de ti y me pongo nerviosa si me miras pero aún así me gusta y quiero que sigas. Es que no sabes lo que siento cuando pienso en un quizás, en un tal vez, en un ya se verá, que no concibo un futuro si no es contigo pero no puedo hacer mas, me he quedado aquí escondida. Se que puedo protegerte y darlo todo por ti, esto seria tan perfecto si estuvieras aquí. Quiero ver tus ojos, ver lo que me cuentan. He aprendido que las sonrisas sinceras no se fuerzan. Te daría mi vida si la aceptaras, no tengo más que arriesgar si esto se queda en nada, solo quiero que me quieras como te quiero y punto, solo quiero que algún día estemos juntos. No quiero que esto termine así, no quiero que esto se quede en nada.

Se trata de nosotros.


No se trata de que seas bello,
aunque lo eres;
no se trata de tu espalda,
aunque sea perfecta;
no se trata de tu paso firme,
aunque me impresiona;
no se trata de tus gestos dulces,
aunque me arrebaten el alma;
no se trata de tu boca,
gruesa suave rica;
no se trata de tu sexo,
aunque me lleve al cielo;
no se trata de tu cabeza,
brillante, perseverante, aguda;
no se trata de tus manos,
ni de cómo me tocan;
no se trata de eso
sin embrago lo tienes todo.
No se trata de que nos guste lo mismo,
mientras nos guste estar juntos;
no se trata que tengamos paciencia,
mientras sepamos comprendernos;
no se trata de nuestros silencios,
mientras sepamos conversarlos.
No se trata de eso. 
Se trata del puente gigante que hemos construído,
de cada día que sufrimos y gozamos para levantarlo,
de la experiencia de fallar y aprender de los errores
y de saber que nada ha sido obra de solo uno,
sino de dos.
De eso se trata.
Y no necesito nada más.
 

No sólo vivo del aire, también vivo de ti.

No sólo vivo del aire, necesito tu sudor.
No sólo vivo del aire, necesito tu respirar.
No sólo vivo del aire, necesito tu latir.

No sólo vivo del aire, necesito tu parpadear.
No sólo vivo del aire, necesito tus gemidos.
No sólo vivo del aire, necesito tus caricias.
No sólo vivo del aire, necesito tus besos.
No sólo vivo del aire, necesito tus brazos fuertes.
No sólo vivo del aire, necesito tus ojos fijos en mi.
No sólo vivo del aire, necesito tus susurros en mi oído.
No sólo vivo del aire, necesito tus palabras dulces.
No sólo vivo del aire, necesito tu sonrisa burlona.
No sólo vivo del aire, necesito tus locuras diarias.
No sólo vivo del aire, necesito tus errores.
No sólo vivo del aire, necesito tus éxitos.
No sólo vivo del aire, necesito de tus aventuras.
No sólo vivo del aire, necesito de tus historias.
No sólo vivo del aire, necesito de tus preguntas absurdas.
No sólo vivo del aire, necesito de tus comentarios sobrantes.
No sólo vivo del aire, necesito de tus disculpas.
No sólo vivo del aire, necesito de tus silencios.
No sólo vivo del aire, necesito de tus gritos.
No sólo vivo del aire, necesito de tus dibujos.
No sólo vivo del aire, necesito de tu imaginación.
No sólo vivo del aire, necesito de tus manos.
No sólo vivo del aire, necesito de tu pecho.
No sólo vivo del aire, necesito de tus abrazos tranquilizantes.
No sólo vivo del aire, necesito de tus lágrimas.

No sólo vivo del aire, también vivo de ti,
para ti,
y contigo.

martes, 27 de diciembre de 2011

Y ahora es cuando entiendo que tenías razón.

"Yo te gusto, por el motivo que ya te he dicho: he roto tu soledad, te he recogido precisamente en la puerta del infierno y te he despertado de nuevo. Pero quiero de ti más, mucho más. Quiero hacer que te enamores de mí. No, no me contradigas, déjame hablar. Te gusto mucho, de eso me doy cuenta, y tú me estás agradecido, pero enamorado de mí no lo estás. Yo voy a hacer que lo estés, esto pertenece a mi profesión; como que vivo de eso, de poder hacer que los hombres se enamoren de mí. Pero entérate bien: no hago esto porque te encuentre francamente encantador. No estoy enamorada de ti, Harry, tan poco enamorada como tú de mí. Pero te necesito, como tú me necesitasTú me necesitas actualmente, de momento, porque estás desesperado y te hace falta un impulso que te eche al agua y te vuelva a reanimar. Me necesitas para aprender a bailar, para aprender a reír, para aprender a vivir. Yo, en cambio, también te necesito a ti, no hoy, más adelante, para algo muy importante y hermoso. Te daré mi última orden cuando estés enamorado de mí, y tú obedecerás, y ello será bueno para ti y para mí."

Hermann Hesse.

Estilo.

El estilo es la respuesta a todo.
Una forma nueva de llegar a una cosa fea o peligrosa.
Hacer una cosa fea con estilo es mejor que hacer una cosa peligrosa sin estilo.
Hacer algo peligroso con estilo, es a lo que llamo arte.
Torear puede ser un arte,
boxear puede ser un arte,
amar puede ser un arte,
abrir una lata de sardinas puede ser un arte...
No muchos tienen estilo, 
no muchos conservan su estilo.
He visto perros con más estilo que los hombres,
aunque no muchos perros tienen estilo.
Los gatos tienen de sobra.
Cuando Hemingway pegó sus sesos en la pared con una escopeta, eso fue estilo.
Algunas veces la gente te da estilo.
Juana de Arco tenía estilo,
Juan el bautista,
Cristo,
Sócrates,
César,
García Lorca.
Conocí en la cárcel hombres con estilo,
conocí en la cárcel más hombres con estilo que allá afuera.
El estilo es la diferencia, la manera de hacer, 
la manera de ser hecho.
Seis garzas paradas silenciosas en su charco de agua,
o tú, saliendo desnuda del baño sin verme.


Charles Bukowski

Nacimos en esto.

Nacimos así, en medio de esto...
Mientras rostros de tiza sonríen.
Mientras doña muerte ríe.
Mientras los ascensores se rompen.
Mientras panoramas políticos se disuelven.
Mientras el chico del supermercado termina la Universidad.
Mientras peces envueltos en petróleo escupen su aceitosa plegaria.
Mientras el sol está enmascarado

Nacimos así, en medio de esto..
En medio de guerras prudentemente enloquecidas.
En medio del paisaje de fabricas con ventanas rotas y vacías.
En medio de bares en donde la gente ya no habla.
En medio de peleas que pasan de los puños a las armas y a las navajas.

Nacimos en esto…
Entre hospitales tan caros que es más barato morirse.
Entre abogados que te cobran tanto, que es más barato declararse culpable.
En un país donde las cárceles están llenas y los manicomios cerrados.
En un lugar donde las masas elevan a los ineptos a la categoría de héroes.




Charles Bukowski














Mujeres marcadas por el tiempo; sus senos alimentaron la vida que encarnó su ser. 
Estrías como marcas de batalla, amazonas de la vida.








F. Araiza ( @_Indeleble )

lunes, 26 de diciembre de 2011

- Tú eras aquella muchachita con los ojos cerrados, bajo la lluvia, desafiando el frió congelante, sintiendo como el agua mojaba tu piel, como tu blusa se empapaba, como el cabello se te pegaba a la cara. 
Y notar como la tierra se humedecía, el olor que exhalaba, ese olor que tanto te fascina, el olor a tierra mojada... y el sonido, las gotas golpeando el suelo, resbalando por la hojas de los árboles. 
Esa eres tú. La niña que observa con calma la luna, que le deslumbran los ojos al contemplarla en cuarto menguante; Que contaba las estrellas con la cabeza encima de mis piernas, que me abrazaba cuando tenía frío, que me escuchaba cantar, con atención; que me hizo ver mis errores, que me hizo pasar los mejores meses que nunca alguien me había dado. 
Esa mujer que me enseño a seguir adelante, que dibujo un camino solo para mi. 
Tú, creadora de mundos inertes, ¿recuerdas?.
Esa eres tú, la que me abrió los ojos y me mostró el verdadero significado de la palabra "vivir".-

viernes, 23 de diciembre de 2011

Las semillas que sembré.

Lo mío, es crear no destruir.


Lo mío es tuyo.


Camino por la calle llorando por dentro ¿qué importa? 


Cada año es una enfermedad con 365 síntomas.


Busco el cariño en la gente. Fe, ya no me queda..

.Hoy día las buenas personas es un descuido de la naturaleza.


Cúantas maneras de querer y sólo la que hace sufrir es la verdadera.


El horizonte es la barra de un bar, en la que nunca nos podemos apoyar.


Vivimos en un cuento navideño con barrios de cartón.


Mi mente es la pagina de un libro de terror.


Estaba equivocada no quiero olvidar todo, lo juro, algunos recuerdos merecen futuro.


Tú que me escuchas ¿qué tramas?


Hay personas que te hacen parte de ellas y otras que te apartan. 


Si las lágrimas al caer sonaran sobrarían las campanas.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Mañana vendré para besarte aún más.

Amaneció.
El día, monótono y aburrido como de costumbre.
La tarde, horas tediosas que transcurrían lentamente.
Y ella.

Esperando con ansia a que dieran las ocho, sí, en punto. Momento en el que tomaba sus 2 horas diarias de felicidad.
7:50pm- Se lavaba los dientes con esmero, se cepillaba el cabello y se daba un último vistazo en el espejo.
7:59pm- Bajo las escaleras, se dirigió a la puerta, tomó la perilla y sonó el timbre.
-Hola- sonrió ampliamente
-Hola, que rápida eres
-Es que te esperaba
-¿Y eso por qué?
-Pues porque tenía ganas de hacer esto- le tomo por el cuello, se levantó un poco con ayuda de las puntas de sus pies y lo besó. Tan tierna como pudo, tan lento y suave como siempre lo hacía...
-¿Valió la pena esta espera?
-Por supuesto .
Ambos se abrazaron y se dispusieron a hacer lo de siempre: charlar.
Cada día había un tema nuevo, una risa más, una lágrima menos... Durante dos largos y hermosos años.
-Ya casi es hora de que me vaya
-No te vayas, bésame una vez más
-¿Por qué me lo sigues pidiendo si sabes que lo voy a hacer?
-Para que sepas que aún quiero que lo hagas.
Y así pasaron sus últimos diez minutos, entre beso y beso, caricia y caricia y sobre todo sonrisas.
-Hasta mañana
-Hasta mañana- dijo mientras lo abrazaba de nuevo, fuerte aunque no tanto como para impedir su partida
-¿Por qué no quieres que me vaya?
-Porque no estarás para besarme mientras duermo
-No te preocupes, mañana vendré a besarte aún más.
Y con esa promesa lo dejaba ir, sin despedirse ya que mantenía la esperanza de verlo al día siguiente.
Los días pasaban, las charlas continuaban y los besos se hacían presentes en cada oportunidad.

-Ya es hora
-Lo sé, ¿vendrás mañana?
-Claro, aún te debo un par de preguntas
-Esta bien, hasta mañana
-No te preocupes, mañana vendré a besarte aún más
-¡Bésame ahora!-dijo con impaciencia
-No comas ansias, mañana vendré
Y así, como cada noche él le besaba la frente mientras ella cerraba los ojos para capturar aquel beso y guardarlo por siempre en su memoria.

-¿Le habrá pasado algo? ¿Por qué aún no llega? Son las nueve y él no esta aquí...- En su mente bullían preguntas sin respuesta, excusas sin argumento, conjeturas sin indicios y un miedo irracional.
Esa noche se fue a dormir, sin un beso en su frente, sin una caricia en su mejilla, sin sonrisa alguna, sin un abrazo, sin una promesa.
El sueño no llegaba y las dudas no se iban, al contrario, aparecían más, cargadas con algo de enojo y decepción.
A la mañana siguiente despertó, un poco optimista al pensar que recibiría una explicación, bajó las escaleras y se encaminó a la sala. Su madre la esperaba, tenía una expresión de esas que claramente gritan "algo anda mal"
-¿Qué pasó?
-Lo lamento
-¿Qué pasó?- Sintió como su alma se quebraba y los pedazos de ella saltaban por sus ojos, en forma de lágrimas; su voz se escapó en ese último suspiro
-Murió
No necesitaba más explicaciones, ella sabía de lo que se trataba, sabía a lo que se refería, lo sentía. Lo sintió aquella noche en que no recibió su beso, lo sintió un día antes al no sentir el calor que emanaba el cuerpo de su amado, lo sentía ahora y lo sentiría cada noche.



Amaneció.
El día, monótono y aburrido como de costumbre.
La tarde, horas tediosas que transcurrían lentamente.
Y ella.

Esperando con ansia a que dieran las ocho, sí, en punto. Momento en el que tomaba sus 2 horas diarias de felicidad.
7:50pm- Se lavaba los dientes con esmero, se cepillaba el cabello y se daba un último vistazo en el espejo.
7:59pm- Bajo las escaleras, se dirigió a la puerta, tomó la perilla y sonó el timbre.
-Hola- sonrió ampliamente

Nadie respondió.
Salió de su casa y se sentó en el lugar de siempre, allí sin hacer ningún movimiento recordaba todos y cada uno de los besos que había guardado en su memoria. Cada movimiento de labios, cada roce, cada mordida, cada exhalación...
Día con día daba gracias por todos aquellos maravillosos momentos, cada beso prometido, cada carcajada, cada charla. Atesoraba esas dos horas diarias, su "hora de la felicidad", como solían llamarla...
De vez en cuando se lamentaba  no haber evitado esas promesas, por no obedecer su instinto y besar a su hombre hasta quedarse sin respiración.
De vez en cuando lloraba.
De vez en cuando se preguntaba ¿Por qué no me besas ahora? ¿Por qué tengo que esperar hasta mañana?

martes, 20 de diciembre de 2011

Porque el dolor es tan necesario como la vida misma.

Tu dolor desgarró la cínica tranquilidad en la que caminábamos hasta ese día.
Tuve tanto miedo de que todo este edificio enorme que habíamos levantado fuera una gran mentira. 
Tuve tanto miedo y sentí como el pasado susurraba en mi oído, deleitado.
De pronto me sentí empujada muy lejos, mientras tú desatabas tus heridas. 
Quedé sola, hundida en un vacío enorme, que me pareció ya conocía.
No quise abrazarte, atontada de dolor, de soledad anticipada. 
Callaste.
Yo seguí andando.
Ambos rumiando el dolor que nos habíamos provocado.
Me tomaste.
Nos abrazamos en silencio.
Buscamos nuestras miradas e hicimos el amor, desesperados.
Amor, en tus ojos desolados reconozco algo mío.
Sin todo el dolor vivido no sería quien soy ahora.
No valoraría mis alegrías.
Y así como hoy nos dolimos, si espero aquí a tu lado, veré como amanece radiante el nuevo día. 
Aquí estaré, con luz u obscuridad, con mi mano pegada a la tuya,  desbarrancándonos juntos o buscando la salida,
mirando el amanecer o en noches doloridas.
No me voy a ningún lado.
Porque el dolor es tan necesario como la vida misma.
Aquí estoy, en tus recuerdos.
Cuidándote desde cualquier lugar.

Aunque no me veas ¡Siénteme!
Recuerda que juramos juntos siempre estar, y créeme... lo cumpliré.

martes, 13 de diciembre de 2011

Tenías los ojos cansados, pero la sonrisa dulce y el candor intacto.

Sin explicarlo, supiste que te necesitaba, y viniste al rescate de mi alma y de mi piel.
Conversamos horas enteras. Nos reímos y reconocimos. Tratamos de agregar a otros, pero un mundo distinto giró solo para nosotros dos. Tu paciencia, tu delicadeza, tu cercanía, nuestras historias. Fueron tejiendo hilos invisibles a nuestro alrededor. Y solo al intentar irme, pude darme cuenta de la madeja en la que estábamos. Te abracé largo, largo. Me trataste tan bien. Nos prometimos un almuerzo o lo que sea, pero no podían pasar quince días más.

Me llamaste más tarde con la excusa del médico que chequea a su paciente, pero terminaste diciéndome que te había encantado pasar la mañana conmigo, porque era una persona luminosa. Y yo no supe qué responder. Tastrabillé en un gracias y en nombrar tus dones de dulzura, de artista y de eterna paciencia. Nos prometimos un vino. Pero ya ibas a casa. Y tu casa es lejos. Y tu vida es lejos. Y tus motivos. Y tus proyectos. Y tus sueños.

Fuimos dos personas somnolientas y cansadas ,que sin ganas de caretas, se entregaron un momento de dulce y alegre verdad.
Gracias...ahora puedo decir orgullosa....dulce amigo mío. Porque transformaste el estigma del dolor, en la más bella promesa de pureza , belleza y bondad. Y ahora, estará por siempre grabada como un escudo, como una luz, como una promesa, sobre mi piel, sobre mi tierra sagrada.

domingo, 11 de diciembre de 2011

No sé que moja más, si la lluvia o mis lágrimas.



Nada sostiene mi alma, nada la consuela,
afuera la lluvia asoma a través de tus ojos,
en ese instante, de ensombrecida soledad,
de palpable abandono...
Afuera la lluvia, también me moja.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Anoche tuve una pesadilla. Un recuerdo de hace años retornaba vívido como una maldición.
Caminaba de prisa y era de noche. Hacía frío y mi respiración provocaba una estela de vapor.
Dos hombres jóvenes, riéndose, caminaban tras mío. Aceleraba el paso y creía que los había perdido. Daba vuelta la cabeza, pensando que ya no estaban. Y sentía el golpe. Caía de lado en el cemento húmedo y helado. Tenía un cuchillo en mi garganta y todo el peso de uno de esos hombres se cargaba en mi pecho y me costaba tomar aire. Escuché cómo se reían y no podía gritar por auxilio ni mover las manos. No había nadie más que nosotros tres. Y yo solo quería desmayarme y desaparecer del mundo.
Derperté aterrada. Sin atreverme a hacer ningún movimiento. El pecho galopando. Abrí los ojos y lo vi. Vi su silueta. Su ropa. Su cara mirándome en una sonrisa endiablada, los brazos cruzados. Sentí su odio inexplicable. Su rabia.
Quería gritar. Llorar a gritos.
Pero solo me quedé mirándolo en la oscuridad, sin poder aceptar que la pesadilla aún no había terminado.

martes, 6 de diciembre de 2011

"Me urgía tomar tu mano para que supieras que yo estaba allí. Temblabas como una hoja al viento y te mordías la boca maldiciendo, por qué yo, por qué yo. Apretaba tu mano aún más fuerte, imaginándote cayendo precipicio abajo de tus emociones y miedos. Pero mírame, tómate firme. No estarás nunca sola. Y tus ojitos inundados en lágrimas furiosas. Y tus labios rojos de apretados y mordidos. Y el temblor. Todo se aferraba a mí. De pronto fui más grande que la muralla a la cual te afirmabas, más dura que la bofetada que te dió. Y nació una mujer gigante de la niña dolorida que contenía la voz. Nunca más te pasará nada. Soy tu guardiana para siempre. Te atrapé entre mis brazos atrevidos. Silencio, susurré en tu oído. Aquí nadie nos va a encontrar, ni siquiera Dios."
[IRB]

Tu boca suele ser ese asesino que disfruto a cada punzada de dolor.

No sabía qué buscaba. Esta sensación de necesidad me tenía inquieta. Busqué un cigarro, pero no cedía, mastiqué mi lápiz, pero persistía.
Hasta que de pronto me di cuenta que moría por besar tu boca.
Eso era todo. Una necesidad urgente y apremiante..
Entonces, cerré los ojos y pude verte. Elegí en mi memoria uno de tus besos. Ese que quema cuando se me acerca. El que llega despacio, se detiene antes de tocarme y luego se lanza en picada y me abre los labios. Ese del que bebe mi boca, ante el cual se rinde mi cuerpo entero, ese que me posee y me atraviesa como un puñal en medio de todos mis deseos.
Y te besé con furia, hasta que doliera. Hasta que mis labios rojos, exhaustos, palpitantes, se murieran, hasta que quedaran gimiendo lastimeros, heridos y más felices que nunca, suplicando por más antes que tú, asesino, te arrepintieras.

Tu olor.

No sé qué me pasa contigo. Fue desde la primera vez que hicimos el amor. Tu olor se me quedó pegado al cuerpo y aunque me bañaba, seguía en trazas en cada rincón. Fue como si me hubieses marcado. Temía que si me acercaba mucho alguien, te sentiría en mí. Y tu olor me fascinaba, lo buscaba desesperada, lo aspiraba hasta marearme, entumecía mis sentidos y me provocaba tanto calor. Tu olor me puso en celo. Andaba gruñendo entre dientes, encendida de piel y boca, rogando por tu presencia luminosa en mi cuerpo que ardía por volverte a tener. Si me abrazabas me ponía en puntillas, hasta alcanzar tu boca y sentir tu aliento, devorarlo con mi boca, inhalarlo como una droga y sentir cómo me temblaban los pies. Y no me cansé de desnudarte, de hundir mi nariz en tu cuello,bajo tus brazos, entre tus piernas, tras tus orejas, entre tu pelo y comerme tu olor, apretarlo contra el paladar bien fuerte hasta sentirlo apoderándose de mi razón. Y me frotaba contra tí para que se quedara en mi cuerpo, para que se adheriera a mí. Y si te necesitaba, que era siempre, te buscaba en mi escote, en mis brazos, en mi pelo, en mis piernas, en mis manos, porque todo olía a ti. Siempre ensimismada y drogada por tu olor exquisito que me transformaba el día y las semanas. Desatendiendo razones para quitarte, para obviarte, para dejar esta adicción inconfesable, esta delicia bendita, este descubrimiento maravilloso.
Fue pasando el tiempo, lo imposible se hizo posible y seguimos caminando de la mano, amor. Y ahora puedo decirte que más que cualquier cosa en este mundo, más que el sonido del mar, más que el calor de mi cama en un día frío, más que un abrazo cuando quiero llorar, lo único que realmente me calma es sentir que estás. 

lunes, 5 de diciembre de 2011

¿Y si me cuentas un cuento?


"Cuéntame un cuento,vida. Abrázame a tu palabra. Engúlleme con tu boca.
Cuéntame del mar en la noche, del viento en tu ventana, de los corceles alados sobre las caracolas que llevas pegadas al pecho. Ábreme a tu mundo. Salgamos a volar un rato.
Déjame sin aliento, sorprendida. Clavada en la punta de la estrella que por mí has nombrado.
Arrebatada entre tus manos dulces.
Cuéntame un cuento, vida mía. Uno de cascabeles en mi pelo, de risas en el pasto e incendios sobre el lago.
Dame un lugar donde refugiarme, en la memoria de este cuento, en donde vivo por siempre, sin que me toque el miedo."

Y me dejas con la respiración entrecortada.


Ebria de tu piel, despierto en medio de la noche.

Has dejado la ventana abierta de par en par.
Mi piel erizada de frío atrapa la tuya, dulcemente caliente.
Huelo tu cuello y un escalofrío me recorre el cuerpo.
No conocía esta hambre, que de pronto se apodera de mí.
Sigo reptando por tu cuerpo, cuidando de no despertarte.
Estás tan vulnerable así, entregado a tu sueño,
que todos los pensamientos malignos se agolpan en mi pecho.
Quiero devorarte por entero.
Busco con mi olfato el secreto de todos tus rincones
y cada uno se entrega a mí sin remordimiento.
Llego a creer que de verdad estás despierto.
No sientes cómo me deslizo en tu entrepierna,
apenas te quejas cuando te recorro con mi boca,
me abrigo bajo tus brazos,
muerdo con mis labios tus muslos exquisitos.
Justo cuando mis rostro se pega al tuyo,
me atrapas en un abrazo.
Me susurras al oído,
"todo lo que has tocado es tuyo".
Y te duermes como si nada,
dejando mi corazón bombeando, enloquecido.