No se trata de que seas bello,
aunque lo eres;
no se trata de tu espalda,
aunque sea perfecta;
no se trata de tu paso firme,
aunque me impresiona;
no se trata de tus gestos dulces,
aunque me arrebaten el alma;
no se trata de tu boca,
gruesa suave rica;
no se trata de tu sexo,
aunque me lleve al cielo;
no se trata de tu cabeza,
brillante, perseverante, aguda;
no se trata de tus manos,
ni de cómo me tocan;
no se trata de eso
sin embrago lo tienes todo.
No se trata de que nos guste lo mismo,
mientras nos guste estar juntos;
no se trata que tengamos paciencia,
mientras sepamos comprendernos;
no se trata de nuestros silencios,
mientras sepamos conversarlos.
No se trata de eso.
Se trata del puente gigante que hemos construído,
de cada día que sufrimos y gozamos para levantarlo,
de la experiencia de fallar y aprender de los errores
y de saber que nada ha sido obra de solo uno,
sino de dos.
De eso se trata.
Y no necesito nada más.