jueves, 29 de diciembre de 2011
Buenos días.
“Como un hada que bate sus alas rápidas, implacables, alardeadas; el corazón bate a mil por hora. Mis palabras se clavan como espadas. Mi lengua se pierde en tus entrañas; primero en tus labios, tus manos en mis nalgas. Cuellos con pelos de punta, necesito mirarte a la cara; susurrarte mil baladas llenas de balas. Voy a rimarte hasta perder el tiempo y las ganas. La noche pasa, pasa, y pasa… y sólo queda el sol por la mañana; abrir mis ojos y ver tu espalda. Notar poco a poco las arrugas de las sábanas; sentir tu puta alma clavada en mi alma. Esto debe ser de Dios o del karma. Tú. Tú debes ser de Él o del karma. Me lo tomaré con calma; viviremos el momento, sin pensar en nada. Vamos a subir la persiana… Después de echar un polvo, te llevaré el desayuno a la cama. Buenos días, amor. Buenas mañanas.”