martes, 6 de diciembre de 2011

"Me urgía tomar tu mano para que supieras que yo estaba allí. Temblabas como una hoja al viento y te mordías la boca maldiciendo, por qué yo, por qué yo. Apretaba tu mano aún más fuerte, imaginándote cayendo precipicio abajo de tus emociones y miedos. Pero mírame, tómate firme. No estarás nunca sola. Y tus ojitos inundados en lágrimas furiosas. Y tus labios rojos de apretados y mordidos. Y el temblor. Todo se aferraba a mí. De pronto fui más grande que la muralla a la cual te afirmabas, más dura que la bofetada que te dió. Y nació una mujer gigante de la niña dolorida que contenía la voz. Nunca más te pasará nada. Soy tu guardiana para siempre. Te atrapé entre mis brazos atrevidos. Silencio, susurré en tu oído. Aquí nadie nos va a encontrar, ni siquiera Dios."
[IRB]