martes, 31 de diciembre de 2013

Adiós 2013, fue un gusto tenerlo entre mis años.

Llegó con una nueva oportunidad, con promesas, con un amor que no estaba destinado a ser.
Se va con una luz encendida, con misterios, con promesas no dichas, con un futuro lleno de "quizás".

Llegó a cerrar un ciclo y a darme un nombre: "Inhaloterapista", egresada de la Escuela y Preparatoria Técnica Médica.
Se va con un sobrenombre prometedor: "Médico cirujano y partero; estudiante de Medicina"

Llegó con un compromiso muy importante: Servicio social en el Hospital Universitario.
Se va con una meta bien propuesta: Prácticas en el Hospital Universitario.

Llegó con un nuevo trabajo, totalmente ajeno: Cajera, en una tienda departamental.
Se va con recuerdos maravillosos: Gente que real e indirectamente cambió mi vida.

Usted vino a ponerle fin a mis esperanzas, a mis miedos, a mi amor. Vino y me dejó un tanto sola y apesadumbrada. Vino y me quitó a tanta gente que aún no sé si en verdad llegué a necesitar.
Usted se va, y me trae muchas promesas y sabe algo, no las quiero saber. Yo sola me las voy a cumplir.

Gracias, 2013; fuiste un año difícil, duro, pesado y cansado. Pero eres el más memorable y el que me ha enseñado más en lo poco que llevo de vida.

Gracias a aquellos que se fueron, así sin más. Gracias a los que ya estaban pero se metieron más al fondo de mi alma. Gracias a los que llegaron con nuevas sonrisas. Gracias a los que vendrán.

Adiós, 2013; fue un gusto tenerlo entre mis años. Créame que de usted no me voy a olvidar.

Gracias por llegar a mi vida, amor.

Te me fuiste de un día para otro. Te me escurriste entre los dedos cual si fueses agua. Desapareciste tan fugaz como una estrella. Llegas, me haces feliz... ¡Inmensa y estúpidamente feliz!
Gracias, por haber venido, por quedarte día tras día hasta cumplir años. Porque mes tras mes me sorprendías con nuevas sensaciones. Porque latido tras latido crecías más.
Gracias, amor; gracias por llegar a mi vida.
Me embriagaste, me hiciste alucinar cual si fueses droga, me hiciste reír cual si fuese niña, me hiciste soñar cual adolescente y me hiciste actuar, cual si fuese mujer.
Gracias por venir, amor.
Aprendí a colorear sin seguir los bordes de la imaginación, a cantar con las manos y escribir las poesías más cursis en su espalda. Me enseñaste a tejer sueños, cual si fuese araña. Me dejaste volar, pese a vivir dentro de una jaula.
Gracias por visitarme, amor.
Me hice más fuerte; maduré. Y aprendí que madurar no es dejar de reír  sino hacerlo con más fuerza y un poquito de menos ruido. Me mojé, me empapé de ti y ahora te evaporaste como agua al sol.
Gracias por llenarme, amor.
Y no me arrepiento de nada, ni siquiera de los errores. Porque así es como algún día te podré tener cada día cuando despierte. Y estarás ahí, para darme los buenos días y hacerme buenas las noches.
Gracias por llegar, no con la persona correcta ni en el momento preciso pero sí por darme una probadita de tu sabor.Gracias por llegar a mi vida, "amor".

domingo, 29 de diciembre de 2013

Clases.

Le enseñé a saborear los recuerdos a través del café, a leer otra historia con solo tocar las páginas del libro, a escuchar el susurro de la luna.
Le enseñé a contar las nubes y darle forma a las estrellas, a escribir las historias más lascivas con la punta de la lengua. A descifrar silencios y a traducir miradas, le enseñé a guardar recuerdos y a cumplir promesas. A pensar en el futuro y a disfrutar el presente. A volar con los pies y a sonreir con los oídos. Le enseñé a levantarse, a caer, a dejarse vencer de vez en cuando y a romper con las leyes de la gravedad. Le enseñé a cocinar, a dibujar mariposas y a preparar poesía.
Quizá y ya lo sabía, quizá yo no lo enseñé... quizá y la que aprendió todo eso fui yo.

Faltas.

Me siento morir. Literal y dramáticamente hablando.
Siento esa tristeza que acompaña el final de ciertos acontecimientos, esa melancolía de la lluvia, esa incertidumbre en las últimas páginas del libro, esa resignación que guarda el punto final.
Tengo ese sabor amargo del hubiera, ese nudo en la garganta que anuda el orgullo, esa piedra en el zapato de la cobardía, esa espinita en el dedo de la impotencia.
Necesito ver a tantas personas, abrazarlas fuerte y decirles cuánto les quiero, disculparme por ser tan impulsiva y no actuar ni gritar pero sí quedarme callada.
Me urge perdonar a tanta gente, deglutir tantos tragos amargos, procesarlos y defecarlos después.
Debo terminar tantas cosas pendientes, tantas metas, tantos libros a medias, tantos comienzos, tantos finales sin el punto.
Aún me quedan signos de interrogación por cerrar, puntos por suspender, comas por continuar y escribir una historia que comience por un "érase una vez".
Me falta comprarme unas botas para la lluvia, una chaqueta negra de piel, un moño rojo, un pantalón de tubo color negro y una luna más.
No he terminado de leer a Zafón, a García Márquez, a Bukowski y a Sartre. No tengo a Frida en mi estante, ni a Neruda en mi mesa de noche. Ni siquiera le he cambiado el aumento a mis lentes.
No he podido comprarme unos VANS rojos, ni unos tacones para aprender a pisar.
Mi voz no está ronca por cantar toda la madrugada, mis pies no están hinchados de tanto bailar. Mi blusa no está empapada de sudor y la sonrisa no se ha podido asomar.
El vestido blanco, sigue en mi armario. Sin estrenar.
Aún no llego a mi peso ideal, a mis clavículas les falta saltarse más, mi cabello sigue largo y maltratado por los nudos que no has deshecho.
No conozco Londres, ni siquiera he ido al museo azul en México.
Por pendientes importantes me falta llevarle serenata a mi mamá, aprender a tocar "memories in my eyes", contar un millón de veces más los lunares de tu
espalda, darle forma a las nubes en una tarde gris y contarle a mi hija la manera en que me enamoraste.
Tengo tanto por hacer y tan poco es el tiempo,
tengo tanto por hacer y es tan poca mi fuerza,
tengo tanto por hacer y me faltan motivos. Me faltas tú. Me falto. Nos falto.

Otoño.

Llegas, ¿para qué? ¿Para qué regresas al lago donde arrojaste aquella vez la piedra que se te atravesó en tu camino?
Y yo sigo aquí, amándote como siempre, siendo la misma idiota que te recuerda día tras día a pesar de los años. ¿Y para qué? ¿Para qué si tú ya no estás conmigo?
Ilusa yo, que pensé poder olvidarte, que creí ser más fuerte y me sentí más plena que nunca
¿De qué le sirve a la luna brillar si no hay poeta que le escriba, lobo que le aúlle ni sol que la eclipse?
Y es que aquí ya no hay nada, mas que cenizas de otoño.

Me sobra todo, me faltas tú.

Me sobra la noche, las estrellas, las nubes gris, me sobra un cigarrillo en la caja, me sobra el café de la mañana. Me sobran los amaneceres, las flores llenas del rocío, la lluvia en la ventana, la almohada fría, los dedos de mi mano derecha. Si me faltas tú, me sobra todo.
Me sobran motivos tristes, canciones de melancolia, un dia de cada semana , dos horas antes de dormir, los besos en la frente y un control de xbox.
Me sobran los viajes de ida y volver, un capítulo por leer, un libro por escribir, una cámara por comprar y cientos de fotos en las que has de salir rozándome con tu barba.
Me sobran las letras, las risas y un par de libros por narrar.
Me sobran las notas del piano, los acordes del viento y el compás de tu voz.
Me sobra la lluvia, el cielo gris y una caja de tizas pastel.
Me sobra la ropa interior, el labial rojo y las uñas largas. Me sobra la minifalda y los zapatos de tacón.
Me sobran los nudos en el cabello, en la garganta y en los audifonos.
Me sobra esta hoja en blanco, y este suspiro sin dueño.
Me sobra todo, me faltas tú.

Hoy no.

Hoy no voy a escribir sobre nosotros. Sobre lo que fue y no será.
No voy a hablar de tus manías, de la manera en que arrugas la frente cuando tratas de recordar, de tu boca apretada cuando te concentras en algún dibujo, del brillo de tus ojos cuando estás feliz, del tono de tu voz cuando intentas no romper en llanto, de tus manos serenas cuando te resignas a fallar, de tus miradas lascivas cuando me acomodo el sostén, de tu espalda caída cuando tu cuerpo ya no aguanta más. No voy a recordarte mordiendote el labio inferior, tus dedos formando un triángulo cuando quieres seguir la conversación, tu mirada vacía y abismal cuando te encuentras sin salida, tu lengua relamiendo los labios cuando mientes.
No quiero decir que el cielo es tan gris que extraño tus pinturas al óleo, que el frío me cala en los huesos que no han de estar bajo el abrigo de tus brazos, que me sangran los labios por no poderte besar, que el maquillaje en mi rostro no es más que un antifaz. No  quiero que sepas que me compré un vestido para un baile al que sé no me acompañarás, ni que mis botas de lluvia se convirtieron en basura desde que no estás para brincar conmigo en los charcos. No te voy a contar que en este preciso instante estás desenredando mis trenzas y limpiando las lágrimas que se empeñan en salir. ¡Ya no! ¡No otra vez! ¡Te juro que no es otro 28 en que mis ojos se niegan a cerrarse! ¡Juro que no me estoy aferrando a algo que ya terminó!
No estoy escribiendo otra nota absurda que no has de leer, te prometo que no son letras empapadas en un ¡Quédate, regresa por favor! Ya no, mi vida. Ya no.
Y es que en medio de tanta agonía sigues latente, y yo sigo intentando vivir.
Pero es que esto no se trata de ti, ni de cuánta falta me haces, ni de todos esos tragos amargos que llevan tu nombre. No se trata de las fotos, los mensajes, los dibujos. No se trata de la ropa, de los peluches, de mi alcancía y mucho menos de mis botas.
Esta entrada no habla de ti, de tus besos en mi espalda, de tus dedos en mis hombros ni de cómo tu lengua desciende por mi pecho.
No, mi vida. Esta entrada habla de mí y de lo estúpida que sigo siendo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño.

Él es uno de esos príncipes sin reino que corren por ahí esperando que los beses para transformarse en sapo. Lo entiende todo al revés y por eso me gusta tanto. La gente que piensa que lo
entiende todo a derechas hace las cosas a izquierdas, y eso, viniendo de una zurda, lo dice todo.
Me mira y se cree que no le veo. Imagina que me evaporaré si me toca y que, si no lo hace, se va a evaporar él. Me tiene en un pedestal tan alto que no sabe cómo subirse. Piensa que mis labios son la
puerta del paraíso, pero no sabe que están envenenados. Yo soy tan cobarde que, por no perderle, no se lo digo. Finjo que no le veo y que sí, que me voy a evaporar...
Él es uno de esos príncipes que harían bien manteniéndose alejados de los cuentos y de las princesas que los
habitan. No sabe que es el príncipe azul quien tiene que besar a la bella durmiente para que despierte de su sueño eterno, pero eso es porque él ignora que todos los cuentos son mentiras, aunque no
todas las mentiras son cuentos. Los príncipes no son azules y las durmientes, aunque sean bellas, nunca despiertan de su sueño.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Perdoname en silencio.

Cuántas tonterías te decía y me decías, todo era tan simple entre los dos.
Siempre era domingo, madrugadas tibias, éramos los dueños del amor.
Hasta que un día un viento helado se metió en la habitación congelándome la piel y el corazón, y despertó de mi pasado los fantasmas y una horrible confusión nos abrazó.
Me dueles, me ardes, me siento cobarde. Te quise dar la vida y hoy casi te me olvidas. No entiendo, no hables yo sé que soy culpable, mejor ni te despedidas; perdoname en silencio, por favor.
Luvia y melodías, en perfecta armonía, era nuestro pan de cada día. Nada nos faltaba, nada nos dolía... éramos los dueños del amor.
Hasta que un día un viento helado se metió en la habitación congelándome la piel y el corazón, y despertó de mi pasado los fantasmas y una horrible confusión nos abrazó.
Cuántas tonterías te decía y me decías...

viernes, 8 de noviembre de 2013

Suerte, es lo único que necesito para mañana.

Quizá y no lo sepa todo, y mañana me vaya a equivocar al responder mi examen. Quizá y alguien tenga los mismos errores, más o menos. Quizá y conteste la mayoría bien. No lo sé, no tengo idea y realmente no me preocupa. Porque ese examen no mide mi capacidad intelectual, ni mi fuerza, ni mis ganas, ni siquiera mi vocación. Ese maldito examen no me dice qué tan capaz soy de sacar adelante mi futuro, de qué tanto voy a dar de mí para lograr algo, qué tanta es mi necesidad por aprender, cuántas son mis ganas de aferrarme a la medicina. Ese examen no me califica como persona, no dice cómo ni porqué. Y eso, eso es lo más difícil. No es química, ni matemáticas y mucho menos inglés, es el hecho de que no dice nada de mí, solo dice que no tengo "ayuda" para entrar, conocidos que me metan, dinero para pagar. Ese examen es lo único que dice de mí. Y quizá esté perdiendo mi tiempo. Quizá y no apruebe y tenga que esperar seis meses más, quizá y tenga qué intentarlo dos veces más y no me importa. Porque prefiero perder un año en intentos fallidos que 5 estudiando una carrera que no voy a ejercer, o despertar un día siendo algo que no me llena como ser humano. Estar entre gente tan ajena, tan llena de desgana por trabajar en algo que no le gusta. Llámenme testaruda si quieren, pero yo soy una persona con las metas claras y las ganas intactas, con la certeza bien puesta y con la mirada fija en un futuro; y en ese futuro estás tú: medicina.
Suerte, es lo único que necesito para mi examen de mañana.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Doble moral.

Despierto, desayuno, salgo al gimnasio y dejo caer cada una de mis dudas por mi espalda... en forma de gotas de sudor. Corro, hasta que el corazón se me sale, hasta que mis pulmones recuerdan que son insuficientes y una fumadora (pasiva) con asma no es capaz de hacerlo durante mucho tiempo. Me desenredo el cabello, tan largo como el nudo de mi garganta.
Me enfundo en esa horrible playera polo amarilla, enrosco mi cabello en el segmento occipital de mi cabeza y me pongo el gafete; sí, ese estúpido gafete que dice "Hola, mi nombre es Abigaíl y ¡estoy para servirle!". Me veo al espejo y dibujo esa sonrisa falsa que dice "me encuentro de maravilla".
Llego a mi casa,  y subo a quitarme el disfraz, dejo que el agua diluya mi identidad y me desnudo a cada lágrima que brota de mis ojos.
Me recuesto en la cama, con la piel tan húmeda y el corazón tan árido. Y en medio del azul infinito de mi habitación estás tú.
¿Qué mierda estás haciendo de tu vida, Abigaíl? ¿Cómo demonios caíste tan bajo? ¿Para quedarte aquí fue que te esforzaste tres años? Le negaste la entrada a tanta gente, le cerraste la puerta en la cara a las oportunidades ¿y para qué? ¿para esto?
¿Y tú, cuánto tiempo llevas perdido? -Una vida.
Me embriaga esa sensación de vacío, ese agujero sin fondo, ese abismo de mediocridad.
Y ahora camino por las mismas calles de hace un mes, de hace un año, de hace una vida. Y me saludan las piedras con las que me negué a tropezar, y me rozan las ramas de aquellos árboles que siempre me ofrecieron su sombra, me abren las puertas de aquellas casas a las que nunca me digné a pasar. Y estás tú, con candados en cada ventana, con la cerradura asegurada con cadenas, con una permeabilidad más selectiva que la membrana de una célula.
¡Déjame entrar! ¡En verdad quiero estar dentro de ti! Quiero que me poseas, me hagas tuya y no me dejes salir. Quiero quedarme hasta que se me acabe la vista por leerte, hasta quedarme sorda por escuchar tu voz, hasta quedarme muda por hablar tanto de ti.
¡Déjame intentarlo! No te prometo que no he de fallar pero sí prometo dar todo mi esfuerzo y sacarlo de algún lado cuando se empiece a agotar.
Quiero estar junto a ti; es disculpa, súplica y confesión.
Soy un demonio en el infierno equivocado, porque mis desvelos deberían ser contigo y no por ti. Porque el café me sabe mejor si es en tu compañía, y el estrés cesa si me hablas del futuro.
Estoy cansada de no ser suficiente, de que me falte capacidad y estar llena solamente de ganas.
Te necesito tanto, y me siento tan vacía sin ti... aunque suene a cliché.
No me hagas creer que soñé en vano, que imaginar nuestra vida a futuro fue una tontería, que no me despertará tu abrazo cada mañana y no me llenaré de ojeras gracias a ti.
Vamos a intentarlo, una sola vez ¡Una maldita vez! ¿Qué tanto te cuesta? ¿En verdad soy tan poco para merecerte? Dame una oportunidad.
¡Déjame saberme capaz!
Yo puedo, quiero y debo, pero necesito que me dejes estar.

Por favor, medicina.

lunes, 21 de octubre de 2013

No te necesito, pero me gustaría que estuvieses.

"No necesito tacones para ser mujer, ni olvidar cómo llorar para ser fuerte.
No necesito carcajearme para demostrar que soy feliz, ni guiñarte un ojo para hacerte saber que estoy contigo.
No te necesito para poder amarte, ni me hacen falta las palabras para hablarte.
No necesito que salga el Sol para ver la luz, ni la lluvia para refrescarme.
No necesito alas para volar, ni morir para aprender a vivir.
No necesito decirte que te quiero para que lo sepas, aunque debería.
Mucho menos necesito sufrir para merecer. Ser merecedora de todo y de ti.
No necesito competir contra ninguna otra mujer para que sepas lo que soy yo.
No necesito demostrarte que eres importante si eres incapaz de ver que te lo he venido demostrando hasta cansarme.
No necesito decirte que exagero cuando digo que me canso porque en realidad nunca dejo de intentar.
No necesitas abrir los ojos para que me veas, ni que me toques para que me sientas."
No necesito arrastrarme y suplicar perdón para que te des cuenta que estoy arrepentida.
No necesito llorar y manchar mi rostro de rímel para que te des cuenta que estoy triste.

No necesito gritar y arrancarme la piel para que sepas que te extraño.
No te necesito para que me hagas compañía, ni me hace falta tu presencia para sentirte.
No necesito vestirme de negro para que sepan que mi alma está de luto.
No necesito ver fotografías para recordar lo felices que fuimos.
No te necesito llamando cada noche a mi puerta, ni abrazando mi cuerpo cuando tiembla de frío.
No te necesito, pero me gustaría que estuvieses.

domingo, 20 de octubre de 2013

Viento.

¿A dónde fuiste, viento?
¿Por qué ya no me despeinas como antes?
¿Qué pasó con las caricias gélidas por las mañanas?
¿Hace cuánto no me erizas la piel?
¿Dónde estás cuando uso falda?
¿Y mi perfume, por qué no lo llevas hasta él?
¿Y mis suspiros, cuántas nubes podrías formar con ellos?
¿Y mis silencios, cuánto eco han hecho?
¿Y mis palabras, en qué hoja en blanco se fueron a plasmar?
¿Y mis dudas, qué nidos formaron?
¿Y mis lágrimas, cuántos campos regaron?
¿Y mis miedos, en qué glaciar se acomodaron?
¿Y mis ganas, cuántos riachuelos regaron?
¿Y la miel de mis ojos, qué colmenas llenaron?

¿A dónde fuiste, viento?
Aquí hay muchos recuerdos, música y café.
Compré un nuevo dije de luna, para cuando quieras columpiarte en mis clavículas.
Tengo un nuevo vals para mojarnos.
Encontré una vela que cumple deseos cuando la apagas.
Guardé jabón para que me ayudes a soplar bubrujas.
Y las hojas del árbol tienen una danza nueva para enseñarte.

¿A dónde fuiste, viento?
Tú eras el único mensajero entre nosotros. Trajiste tantas veces su aroma y le llevaste tantas veces mis besos.
Y es que la nube quiere cambiar de lugar, y lloverle a otros cielos.
Los pájaros ya no luchan contra corriente, y no hay manera dr fortalecer sus alas.
El globo sube, en dirección recta y sin escalas entre los dedos de un niño.
La fotografía rota sigue atorada en una alcantarilla.
Las cortinas no hacen una fiesta llena de luces dentro de mi habitación.

Regresa, viento. Aún y sea a congelar el momento, a llevarte mis dudas, a traerme los miedos, a regresarme las promesas, a devolverme los sueños.
Regresa, porque estoy olvidando la manera correcta de volar.

jueves, 10 de octubre de 2013

Duéleme aquí, pero no en pasado y no en recuerdo.


Otra vez, una más.
Un tropiezo, una espina, un daga, un pozo, un abismo... una duda existencial.
Un día, un ratito más.
Una noche, un desvelo, un suspiro, un anhelo, una mirada, un escalofrío o siquiera un déjà vu más.
Vamos a tomarnos un cigarro, a fumarnos un café, a secarnos con la lluvia, a mojarnos cuando caiga el atardecer.
Quédate aquí, porque hace frío.
Quédate, porque el cielo es inmenso y yo sola no puedo contar todas las estrellas.
Quédate, porque el viento sopla y no hay nadie que me despeine.
Otro mes, otro año, otro otoño, otra vida más.
Quédate aquí, que mi silencio ya no grita.
Quédate, que mi piel tiene escamas por no sentir tus manos recorrerla.
Quédate, que mi voz se apaga cual vela acariciada por el viento.
Quédate, que si eres el último en salir serás quien me apague la luz del alma.
Quédate, que el té se enfría.
Quédate, que el libro se enpolva.
Quédate, que la tinta se agota y no habrá manera de empezar otra historia.
Si me vas a doler dueleme ahora, en un beso, en un abrazo, en un adiós. Duéleme aquí, pero no en pasado y no en recuerdo.

Y es que aquí ya no hay nada, mas que cenizas de lo que fue el otoño

Llegas, ¿para qué? ¿Para qué regresas al lago donde arrojaste aquella vez la piedra que se te atravesó en tu camino?
Y yo sigo aquí, amándote como siempre, siendo la misma idiota que te recuerda día tras día a pesar de los años. ¿Y para qué? ¿Para qué si tú ya no estás conmigo?
Ilusa yo, que pensé poder olvidarte, que creí ser más fuerte y me sentí más plena que nunca
¿De qué le sirve a la luna brillar si no hay poeta que le escriba, lobo que le aúlle ni sol que la eclipse?
Y es que aquí ya no hay nada, mas que cenizas de lo que fue el otoño.
¿Por qué? Si yo era tan feliz jugando a que podía intentarlo con alguien mas. Si sus besos no me recuerdan a ti y él me toca en lugares que tú ni sabías que existen.
Vete, que tu amor es como el otoño: solo viene a secar las hojas, para despues dejarlas en el piso esperando a que alguien las pise y las deshaga.

jueves, 22 de agosto de 2013

Espera.

Esperando, en la última página del libro. Esperando, en la última línea de tu poema.
Esperando, en la cordillera de lo que fue nuestra historia.
Esperando, en la punta de un silencio sin romper. Esperando, en el nudo de una garganta. Esperando, en el suspiro que lleva el viento.
Esperando, en una nube gris al final del arcoiris. Esperando, en el charco de lluvia que refleja a la luna. Esperando, en la tierra húmeda por las lágrimas.


Esperando, en la última campanada del reloj. Esperando, en la "x" marcada en el calendario. Esperando, en la alarma del despertador que no sonó.

Esperando. en el eco de un gemido. Esperando, en la gota de sudor que humedece las sábanas. Esperando, en la piel que desgarran las uñas.

Esperando, en lo roto de una mirada.
Esperando, en el hilo de voz. Esperando, en el hueco en el pecho.

viernes, 2 de agosto de 2013

Quise ser libre, y comencé a llorar.

 21/07/2013 7:40am

Llueve.
Abigaíl salió de su casa. El día estaba tan gris como su mirada; aquellos ojos ámbar que tanto le caracterizaban llevaban sombras bajo sus párpados. Había pasado noches en vela, ahogada en llanto, enrojecida de coraje, llena de rencor.
Abigaíl caminaba a paso firme, con las esperanzas por el suelo y las ilusiones arrastrándose tras sus pies.
Las mañanas vacías, las tardes ocupadas, los viernes ahogados en alcohol, las resacas por la mañana en el hospital donde hacía su servicio social, con olor a medicamento, a sufrimiento, a muerte y no a esperanza.

Los relámpagos iluminaban el cielo y traspasaban el cristal de sus lentes. Las nubes le escupían en el rostro, le reclamaban por su ineficiencia, su ineptitud y a truenos le gritaron todos y cada uno de sus errores.
Abigaíl aceleraba el paso, el corazón le latía cada vez más rápido, la música le explotaba en el tímpano y hacía un eco sordo en su alma. Su mirada fija, su rostro insípido y sin expresión alguna.
Corre por la calle, la lluvia le empapa el rostro y un poquito de su alma, le impide respirar y cada vez le dificulta más la visión. Se está ahogando, y no se da cuenta de son sus propias lágrimas las que lo provocan.
Se detienen en seco, se arrodilla encima de un charco, su pantalón blanco se llena de lodo, su filipina se salpica gracias a un coche que pasa a toda velocidad, su gafete se hunde en el agua y ella llora, como nunca, como si acabase de nacer. Llora sin razón, sin motivos, sin fuerzas, sin dolor. Llueve.

lunes, 15 de julio de 2013

Vivir.

Subir a un columpio.
Andar en bicicleta.
Saltar en los charcos.
Arrancar las flores.
Beberse la lluvia.
Soltar un globo.
Dar vueltas hasta marearse.
Vivir.

Escalar escuelas.
Caminar kilómetros.
Bailar hasta empaparse de sudor.
Llenarte de dudas.
Tomar alcohol hasta vomitar.
Enamorarse como si fuese la primera vez.
Perseguir círculos viciosos. 
Vivir.

Viajar en coche.
Correr para no llegar tarde al trabajo.
Llenarse la mirada de orgullo y felicidad en forma líquida.
Preocuparse de más.
Tomar café cada mañana.
Hacer el amor lentamente.
Leer un libro.
Vivir.

Dar sabios consejos.
Disfrutar el paisaje.
Llorar por el pasado y sonreír por el futuro.
Resignarse.
Beberse el orgullo.
Abrazar como si fuese despedida.
Recordar.
Vivir. 


domingo, 7 de julio de 2013

Dios sabe que soy fuerte, yo sé que soy fuerte... Aunque a veces no crea en ninguno de los dos.

Hoy estuve a punto de entrar a una iglesia.
Estaba en la puerta, debatiéndome entre un "'¿por qué no? y un "¿para qué?".
Mientras luchaba internamente entre mis creencias y mis necesidades observaba a través del vidrio, escuchaba al padre predicar la lección del día, me dejaba llenar por la paz del lugar, el silencio embriagador que te acoge cual buen samaritano, respiraba ese olor a incienso, a promesas, a esperanza, a fe.
Quise entrar, arrodillarme y llorar como no lo he hecho hace meses, gritar -en mi mente-, maldecir, reprochar, reclamar, exigir. Quise llorar con sentimiento, con congoja, con arrepentimiento, con dolor.
Quería dar gracias a él -a Dios-, a mi familia, a mis amigos, a mí misma. Quise disculparme con todos ellos -conmigo-, pedir perdón y ahí arrodillada suplicar clemencia. Quise hablar, decir todo cuanto he callado, liberarme, sacar esa malteada de emociones que se acumula en mi cuerpo en forma de bilis. Quería contarle a alguien que ya no te extraño, que extraño la manera en que me hacías ver el mundo, la manera en que podía sonreír, la fortaleza con la que me podía levantar.Quise borrar todo rastro de rencor para conmigo, porque soy tan estúpida que cualquier decepción que cause alguien más va dirigida para mí misma, por confiar. 

Yo solo quería liberarme, creer en alguien -aún y jamás lo haya visto-, confiar, y tener fe en algo... otra vez.


Hoy estuve a punto de entrar a una iglesia.
Quise calmar mi llanto con profecías, saciar mi sed con silencio y que los pulmones se me llenaran de paz. Sentirme querida, abrazada por alguien, acompañada. Quise dejar a un lado mi miseria, mi autocompasión estúpida, mi infelicidad injustificada, mi baja autoestima y mi soledad voluntaria. Y aún mientras olvidaba haber permanecido tanto tiempo arrodillada, y con las piernas adormecidas, sentirme segura. De mí, de quien me brinda su apoyo, de quien camina mi lado, de quien me acompaña, de quien se aloja en mi corazón.


Hoy estuve a punto de entrar a una iglesia. 
Quería contarle a alguien que soy débil, que mentí, que miento, que soy vulnerable, que no soy feliz. Quería contarle que estoy abatida y que me está costando muchísimo trabajo el poder levantarme y es porque se me han acabado los motivos de seguir. Quería llenarme de certeza, de motivos, de sueños, de fe. Quería que alguien me escuchara sin decir nada y que solo me abrazara con su calma, y alejara las dudas, los miedos y el rencor que me habita. Quería que no me juzgaran, que no se burlaran de mí, que no me cuestionaran, que no me observaran con desaprobación o fingieran entenderme. 

Hoy estuve a punto de entrar a una iglesia, pero fue más mi cansancio que mi fe.
Dios sabe que  soy fuerte, yo sé que soy fuerte... Aunque a veces no crea en ninguno de los dos.
Hoy estuve a punto de entrar a una iglesia, pero preferí seguir caminando con las penas sobre mis hombros. 

viernes, 28 de junio de 2013

No te estoy esperando.

Hace frío esta noche, igual que ayer, igual que hace un mes.

El brillo de la luna ya no intenta entrar por mi ventana, los rayos del sol ya no me dan los buenos días.
El viento se llevó tu aroma, tus caricias, tus promesas de un mañana.
La tierra está seca, caliente, árida; me quema los pies con la intención de no dejarme avanzar.
Las nubes están rebosantes de agua, me arrancaron las lágrimas y me han dejado seca.
Los árboles ya no dan sombra, se niegan a convertirse en el libro que narre nuestra historia.
Los senderos ya no llevan a ningún lado, se cruzan entre sí y se terminan en medio de la nada.

Mi cama está vacía, mi taza de café está vacía, mi mirada está vacía, mi alma está vacía.

Me compré zapatos, vestido, accesorios, un bolso y un lápiz labial rosado.
Uso sandalias, me arreglo el cabello, me maquillo a las cinco de la mañana.
Sonrío sutilmente cuando alguien intenta alegrarme el día.
Salgo mucho, voy a fiestas, bailo, canto, me tomo millones de fotografías, bebo ligero.

Camino lenta y suavemente, al compás con mis caderas, cruzo las piernas de manera discreta, me muerdo los labios, sonrío retadoramente, me voy con arrongancia.
Coqueteo, seduzco, utilizo, desecho, disfruto.

Me pica el pecho, quema, arde, duele; ahí, en ese lugar donde marcaste tu  huella indeleble.

He leído 10 libros en el mes. Me enamoré de 3.
He escrito 40 entradas en mi blog. Publiqué 7.
He publicado 160 tuits. Borré 350.
He salido con hombres 15 veces. Me divertí con 3.
He dado 10 besos. saboreé 1.
He ido a 6 fiestas nocturnas. Disfruté 2.

He bebido alcohol 15 veces. Me embriagué 1.
He tenido 16 propuestas de noviazgo. Acepté 1.

El espejo me devuelve una mirada funesta, muerta, podrida: cansancio, rencor, melancolía, tristeza.

Es el mundo, son los objetos, son cuentas... no soy yo.
Estoy en un barco sin timón, sin tripulación y con la tormenta dentro de mí.
Sigo caminando, sigo esperando, me sigo desmoronando.
Estoy rozando mi futuro con la yema de mis dedos, lo estoy escuchando, casi lo puedo saborear.
Es el camino, mis pasos, mis tropiezos, mis problemas, mis derrotas... soy yo.
Sigo en pie, saliendo de los escombros, trepando por la montaña peligrosa de mis decisiones.

No te estoy esperando, estoy esperando volver a ser sin ti. 

Agenda.

02 junio 2013- 11:54am
Estoy aquí, con el cielo estrellado como techo, con la luna de testificando acerca del amor, con el reflejo del agua en la mirada, contigo.
¿Cuántas estrellas crees que haya ahí? ¡Si te duermes en el césped despertarás hinchada como globo por tu alergia a todo lo que tenga vida!

03 junio 2013- 05:28am
¿Por qué el humo se ve azul? ¿Por qué sólo me observas cuando fumo, en lugar de fumar conmigo?
Sigue fumando, y la próxima traqueostomía la que tendrás qué aspirar será la tuya 

06 junio 2013- 12:06am
¿Otro más? ¿En verdad son 18? ¿Tan rápido se está yendo mi vida?
¡Feliz cumpleaños! Estás vieja, ya no me puedes amenazar con que eres menor de edad.


08 junio 2013- 07:43pm
Tantos postres y yo cuidando mi figura... ¡A la mierda, no todos los días voy al bufete!
Lo bueno es que el lunes vas al gym, hoy come sin remordimiento.


09 junio 2013- 12:23pm
Mi casa vacía, como mi alma. 
¿Estás sola en tu casa? ¿Estrenamos el baño de tus padres?

11 junio 2013- 10:26pm
Tengo frío, tengo miedo; llueve, está tronando. Estoy sola. 
Mírame, olvida que está tronando y aferrate a mi pecho

13 junio 2013- 10:14pm
Llueve.
¿Bailamos?

14 junio 2013- 08:49pm
No puedo, estoy nerviosa. Mañana es el día. 
Vamos a caminar ¿Te doy un masaje en la espalda, por aquello del estrés pre-examen de admisión a la facultad?

16 junio 2013- 12:18pm
Feliz día del papá que algún día serás. 
Algún día como hoy Pandora me estará diciendo "feliz día, papi".

15 junio 2013- 6:00am
Estoy sola, es muy temprano y tengo el estómago revuelto. Creo que voy a llorar, o a vomitar; lo que ocurra primero. ¿Y ahora? ¿Si cierro los ojos estarás aquí, besando mi frente, sin decirme nada; mirándome con esa certeza tan tuya que me dan las fuerzas para hacer lo que me proponga, con esa mirada que me roba los miedos y me devuelve al presente? 
Sé que te irá muy bien en tu examen de ingreso a la facultad de medicina, sé que puedes.

18 junio 2013- 01: 45pm
¿Por qué es tan difícil escoger un vestido? En éstos momentos es cuando pienso ¡debería ser hombre!
Yo creo que debiste comprar el vestido rojo, es más fácil de quitar.

21 junio 2013- 10:35am
Recoger la invitación y los pases para la ceremonia: Listo.
¿Cómo se supone que vaya vestido a tu ceremonia de graduación? ¡Te vas a ver bien enana con la toga!

24 junio 2013- 03:45pm
Hoy es lunes de pool paty. 
¡Qué curiosa te ves con vestido! ¿Traes sandalias? ¡¿Alcohol hasta que el cuerpo aguante?!

25 junio 2013-04:20pm
Servicio comunitario: Alianza de la misericordia

Síguele, sólo porque tenga acento español no quiere decir que puedes andarlo viendo

26 junio 2013- 06:35pm
Toda mi vida he andado en tenia, ¿cómo se supone que ande en tacones el día de la graduación?
Yo creo que se ven mejor los de tira, aunque los otros no tienen tanto tacón... Y ¿tengo qué comprarme una corbata para el baile?

27 junio 2013- 03:36
Día 1, nuevo trabajo (temporal).
¿Si voy por ti en la salida, me regalas una quesadilla?

28 junio 2013- 12:00am
Hoy.
Ya son 43 meses, y contando.


Fecha.
Abigaíl.
Cosas que nadie (él) no dijo.

jueves, 6 de junio de 2013

Abigaíl; 18 años y una vida por delante.


¿Ya te diste cuenta de qué día es hoy?
¿Ya te viste al espejo? ¿Ya notaste todos esos cambios nuevos en ti, en tu cuerpo, en tu mirada?
Mírate, ¿te acuerdas cuando salías a juntar moras en el recreo, y llegabas con todo tu uniforme blanco lleno de manchas; cuando ibas en preescolar?, ¿recuerdas a "la nerd" en primaria que siempre cargaba con su inhalador porque tenía asma?, ¿te acuerdas cuando eras "la emo vomitada por la sociedad" en secundaria?, ¿recuerdas a "la ruda rockerilla" de 1er semestre? y a "la mamona" en 3ero?
Abigaíl; 18 años y una vida por delante.
Cada paso, caída, tropiezo, vuelo, cada error, motivo, deseo, meta... ¿te acuerdas de ellos?
Abigaíl; 18 años y una vida por delante. 
Sí, te queda una vida y muchas razones para seguir.
Piénsalo, sonríe y llora; de felicidad, de tristeza, de anhelo, de derrota. Llora porque sigues en pie, pese a tantas caídas, disfrútalo porque esto no es nada en comparación a lo que te espera.
Tanta gente se quedó atrás, y muchos otros siguen a tu lado... y los que te faltan por conocer.
Puedes darle gracias a Dios, a la vida, a tu mamá, a tu padre, a tu familia, a tus amigos, a tus conocidos,a tus maestros, a cada persona que te lee; a tus sueños, a tus metas, al amor de tu vida y a aquel que ya no lo es, a tus logros y a tus fracasos, al destino, a los cosmos... Agradece a todos, pero no te olvides. Agradecete a ti, por ser fuerte, por demostrarte capaz, por tus decisiones firmes y aquellos deslices.
Gracias Abigaíl; por ser tú, por vivir, por seguir.
Feliz cumpleaños.

lunes, 3 de junio de 2013

Me encontré.

03/06/2013 (10:00am)


Y al cerrar mis ojos evoqué aquella noche, entre penumbras y el vaivén del agua, entre la brisa fresca y el cielo infinito, entre su respiración en la mía, entre su alma y mis desperdicios. En medio de aquella habitación, de esas sábanas de seda y almohadas de plumas, en medio de aquel piano de notas lúgubres y melancólicas, en medio de aquel cenicero lleno y el libro a medio leer... Entre su cuerpo y el mío, entre mis miedos y su fortaleza, entre sus labios y mis palabras rotas... Debajo de aquella cama de ensueño, entre las maderas del suelo pulido, entre las fotografías de hace 5 años. Entre él y sus brazos, ahí... me encontré.

sábado, 1 de junio de 2013

Tienes razón, esto ya no tiene sentido.

Creo que no sabes nada, pero realmente ¿qué se yo?

Pareces un pequeño pájaro que aprendió a bucear en medio de un mar que ya se secó. Y sin embargo me simpatizas, me da risa que intentes caminar cuando aún estás atado de manos y pies a tu propio pasado.
Déjate ir. Cierra los ojos. Abre la boca. Ahora levita.
Si tienes algo más que hacer, entonces ordena tus prioridades. Quizás el amor no sea una de ellas porque aunque así lo creas, trabajas muy duro por sacarlo de tu vida.
Amén.
Vayamos al futuro. Pensemos en mañana, es decir, perdamos el tiempo. Hay que perder un poco de tiempo. Si nos hemos perdido ya, quizás nos perdamos con él, tal vez nos lleve a quién sabe dónde.
¿A dónde va el tiempo perdido? ¿A dónde van los minutos que dejamos ir? ¿A dónde vas? ¿A dónde voy?
Respira.
Ahógate con tu propio aire. Ahógate con tu propia vida.
Piensa en mí, una última vez, recuerda que después voy a desaparecer. No quedará nada. Jamás existí, nunca me conociste, nunca me sonreíste. No soy alguien que hayas conocido. Seré un minuto más en tu vida frente al televisor, seré ese segundo de duda, esa hora de enojo. Cada momento desperdiciado, esa soy yo. Esas manecillas del reloj que no recuerdas porque no fueron importantes.
Soy el tiempo, ese que dejaste ir, ese que desperdiciaste.

Cierra los ojos.
Ábrelos, estoy en tu amnesia.
Ya no estoy.

jueves, 30 de mayo de 2013

"Ahora ya sé que te he perdido, que lo he perdido todo. Y aún así no puedo dejar que te vayas para siempre y me olvides sin que sepas que no te guardo rencor, que yo lo sabía desde el principio, que sabía que te iba a perder y que tú nunca ibas a ver en mí lo que yo en ti. Quiero que sepas que te quise desde el primer día y que te sigo queriendo, ahora más que nunca, aunque te pese..."

-Carlos Ruiz Zafón; La sombra del viento.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Ya no soy su Luna; y él, no es mi lobo.

-¿Cómo te gusta más, la luna?
-Abajo, grande y brillante. Sin pretensiones de estar en la cima rodeada de estrellas; a parte, abajo está más cerca de su lobo, de su poeta, de su amor imposible. ¿Y a ti?
-¿Pero que mas da si le falta uno? La luna tiene a muchos que le hacen escándalo. ¿Ella a quien va a preferir, con el simple hecho de estar arriba? Ni por mas que quiera a uno podrá llegar a él. En todas sus faces y colores me gusta. Me gusta la luna.
- Si a ella le importaran todos aquellos que le escriben sería mujer, no luna. Y por qué no querer a alguien, si ella podría estar con él antes de su puesta en escena. Y así, con una media sonrisa iluminar las noches de todos aquellos amantes que yacen en una cama en plena madrugada.
Y por qué no enamorarse de ella, quizá el que esté arriba sea duro, pero quien de verdad la quiera saboreará el haberla besado al amanecer, y recibirla al anochecer.
- Últimamente me quedo a esas horas y no me dice nada. Quizá por que soy un idiota. A mí me sigue gustando la luna. Aunque no me hable, aunque me ignore por las noches, aunque le derrame lágrimas cuando estoy dormido y ella se quede allá arriba
- Y no es porque seas un idiota, es porque no tienes compañía. Y es tan triste, tan triste porque te has quedado como los demás: corto. Y aún y escribas los mejores poemas, le dediques las más bellas canciones y le hagas los dibujos más hermosos, serás igual a todos aquellos que le declaran amor, que le dicen noche tras noche que la aman pero se quedan abajo, observándola, idolatrándola si así le quieres llamar. Se quedan abajo, viéndola. Y no, así no le gusta que la traten.
- Yo solo digo que me gusta... Te metes en unas ondas muy abstractas
-Sí, suelo metaforizar todo cuanto pienso.


martes, 28 de mayo de 2013

La respuesta no es 2.

Nosotros, juntos, túyyo (junto, para que no quede ningún espacio).

Cuando no conocía la respuesta, cuando  la olvidaba, cuando la confundía, cuando improvisaba, cuando mentía... La respuesta era 2, nosotros dos.
Si estaba triste, si me enojaba, si me derrumbaba, si me perdía, si me encontraba, si no estabas, si faltaba... La respuesta era 2, túyyo.
Cuando fallábamos, cuando nos equivocábamos, cuando nos faltaban los motivos o incluso nos sobraban... La respuesta fue 2, juntos los dos.


Y ahora que no estás ¡la maldita respuesta sigue siendo dos!
-¿Por qué lloras?
-¿Por qué no eres feliz?
-¿Por qué no te brilla la mirada?
-¿Dónde has dejado esa sonrisa carmín que llevabas en el rostro?

=Porque ya no hay 2. No hay nosotros, juntos, túyyo.
Porque ahora es él, yo. Separado.
Porque ya no somos.
Porque no estamos juntos.
Porque la respuesta no es 2 y yo no llego a ser siquiera un 1. 

sábado, 18 de mayo de 2013


Te amo; como si estuvieras conmigo, como si no estuvieras... sin mí.
Te amo; como si camináramos juntos, como si no fuera tu piedra.
Te amo; como si fuera tu decisión más importante, no tu última opción.
Te amo; como si me pertenecieras, como si no fuera tuya.
Te amo; como si fueras tú, no como yo hubiese querido que fueras. 

Hablemos de frases terribles.

Bésame, ya es hora de que despierte.
Mis párpados de niegan a abrirme el telón de la realidad, mis pies se niegan a pisar el suelo frío y abandonar las nubes en mis sueños, mis alas están muy cansadas como para despegar.

Estoy aquí, desnuda. Con el alma abierta de par en par, esperando a que escapen mis miedos.
Con la mirada perdida en busca de un rumbo, con el reflejo roto en el espejo.

Y está la gota de lluvia que recorre mi médula espinal, ésa que me recuerda que tus manos ya no están.
Y está el viento gélido en mis mejillas, como tus palabras en aquella noche del adiós.
Y está la luna, esa maldita perra que me recuerda que soy tuya, como la primera vez que hicimos el amor.

Te extraño, como quien olvida el libro en su casa, en un día lleno de soledad.
Te extraño, como quien bebe el café sin compañía, como quien fuma para olvidar.
Te extraño, como si te me escurrieras entre las manos cual si fueras agua, y el calor de las peleas te evaporara lejos de mí.

Ven, que mi corazón no cesa de llamarte; 65 veces por minuto.
Mírame y dime que ya no estás, porque yo aún sigo aquí.
Ven, devuélveme todos esos suspiros, sonrisas y besos que robaste.
Regresa, aquí; conmigo.

Hablemos de frases terribles; "te amo", por ejemplo; y "yo no", como final.

martes, 14 de mayo de 2013

Facebook.

Nosotros, acostados junto a la ventana, con la brisa húmeda rozandonos los cuerpos desnudos.

Mi cabeza en tu pecho, escuchando tu latir y tratando de seguir el ritmo de tu respiración.

Tus manos en mi cabello, desenredando cada uno de mis nudos, descendiendo por mi espalda y uniéndome cada vez más a ti.
Nosotros, en una noche fría, cálida, nublada, estrellada... Nosotros en el día, en la tarde, en la noche, en la madrugadas.
Nosotros, juntos. Juntos siempre.

viernes, 10 de mayo de 2013

No te deseo un feliz día; yo deseo que estés siempre conmigo para poder hacerte feliz.

Tú; que me cuidas, me enseñas, me muestras, me defines, me gritas, me susurras, me cantas, me das motivos, me ayudas.

Tú; que me guías, me corriges, me levantas, me apoyas, me nutres, me iluminas, me amas.
Tú; que me respetas, me dices, me repites, me sanas, me cuidas, me demuestras que la vida sigue y aún quedan razones por luchar.
Tú; que me gritas, me abrazas, me limpias las lágrimas y me calmas hasta razonar porque eso es una de mis virtudes.
Tú; que día con día me elevas con tus palabras de aliento y me demuestras que estás ahí, conmigo.

¡Y es que yo no sé qué haría sin ti!

Sin tu risa, sin tus palabras, sin tu cariño, sin tus regaños y tus lecciones diarias, sin tus locuras y tus momentos insoportables.

¡Y es que no sé cómo agradecerte por eso!
Por la vida y las razones para seguir, por el apoyo y todos esos jalones de cabello que me merezco.
Por cada locura, momento incómodo y pláticas nocturnas.
Por ser mi mejor amiga, mi verdugo, mi ángel, mi paz, mi calma y mis momentos de histeria.
Y lamento ser tan desobediente, imprudente y terca, pero también necesito equivocarme, para algún día llegar a ser tan maravillosa como tú y que mis hijos se sientan tan orgullosos de mí como yo lo estoy de ti.
Disculpa si a veces soy grosera, o impertinente, pero estoy creciendo y no veo las cosas como tú, y aunque sé que estoy mal, aún tengo ese impulso estúpido de ir a equivocarme... Y pese a todo eso, sé que tú estarás ahí, cuando te necesite y llegue con la cabeza abajo por haberte decepcionado.
Y esa es una de las cosas que más te agradezco.

Y no sólo hoy, sino siempre.

No tengo nada que pueda resumir lo infinitamente agradecida que estoy contigo, lo único que se le acerca es: Te amo, mamá.

domingo, 28 de abril de 2013

Te extraño.


Muero un poco, lentamente.
Cada vez que el viento es helado, y tu piel es incapaz de darme de calor. Cada vez que cierras los ojos y olvidas que aquí estoy.

Muero lentamente, porque hoy muy tarde descubrí, que aunque ya no pueda verte, mi vida no tiene sentido si no estás junto a mí.
Porque el viento se hace lento y me pesan los pies al caminar. Porque el mundo yace herido entre nubes de cristal.

Que soy fuerte, eso ya lo sé. No hace falta que te alejes y así me lo recuerdes cada vez.
Que cometí un error, también lo sé. No hace falta que tu silencio venga a decirme que me equivoqué.

Soy un poco torpe, mis dedos dejaron de bailar, si tu espalda hoy se cubre, ellos ya no tienen hogar.

Perdóname, hoy te grito, dame una oportunidad. No te pido que me ames, sé que nunca te he dejado de importar.
Sé que hay dolor, y tus pasos lloran al partir. Sé que hay mucho todavía, mucho que te tengo que decir.


No me pongas a prueba, que mucho he llorado ya. No me hieras si no piensas venirme a sanar.
Hoy te quiero, ¿cuánta sangre quieres más? Mírame cuando te digo que un muerto nunca te podrá amar, y si te sigues alejando, la muerte me vendrá a buscar.

Muero un poco, lentamente, si no estás.

Muero un poco, lentamente, si de mi vida te vas.


(http://redbrokenmoon.blogspot.mx/)

Distancia.

Estar lejos de él, me enseña a mirar profundamente hacia esos recovecos de la vida a los cuales jamás había prestado atención, y que, para mi sorpresa, tienen mucho que ofrecer. A mí, en particular, se me ha otorgado la enorme virtud de saber esperar. Pero no se me ha dado en su totalidad, sino que ha sido poco a poco, para no ahogarme de un sólo golpe, quizá.


No tengo prisa, parecería que miento, pero en realidad no la tengo. Y aunque me comen las ganas de estar mirándole todo el tiempo, estoy aprendiendo mucho desde este lado, pues se sabe de sobra, que jamás me voy de ningún sitio sin absorber todo lo que tenga que ofrecerme.


Aquí, la vida platica conmigo. Me dice escúchame y claro, la escucho. Tal vez jamás había tenido la necesidad de poner atención, tal vez jamás había deseado tanto estar justo en el lugar que me hace sentir que lo soy todo. Quizá sea eso; he sido una viajera, he ido y venido como se me ha venido en gana, me ha valido tres cuartos de mierda el equipaje, pero ahora cargo con algo que quiero cuidar y guardo delicadamente en el bolsillo derecho de mi alma: el amor.


Encontrar el amor es algo como encontrar una moneda brillante sobre la banqueta, no les sucede a todos, sólo a aquellos que miran justo donde deben, en el momento que deben. Yo encontré mi moneda.

Jodida distancia, eres esa que me ha hecho guardar la moneda tan sólo por un pequeño tiempo, para ahorrarla, hacerla crecer antes de gastarla, y poder así tener una inversión de por vida. Y sin embargo, sólo quiero gastar y gastar, porque para eso es, pero aún no, espera, hazla crecer un poco, dice ella. Y entonces, saber que está ahí, me alivia, aspiro el viento y me abraza, vivo más intensamente cada vez que le pienso, cada vez que cualquier pequeño pedazo de vida me acerca a él.



¿Cuál es la prisa? Ninguna, pero de pronto, me encuentro mareada por los giros que da la vida y lo único que me impide vomitar es amarlo, él me da control, y es entonces que puedo detenerme a respirar y comenzar a caminar y bailar dando vueltas. Sí, uno debe bailar con la vida, de no ser así, te atropella y todo pierde sentido. Lo mejor de todo es que bailamos juntos, eso ni dudarlo. Y la vida es la más deliciosa de todas cuando se vuelve un tango.


No soy impaciente.
Sí, lo soy.
No. Pero si se trata de sus manos es imposible no serlo.


Te espera una vida, tranquila, espera.
Y de pronto, mágicamente, el amor me da paciencia, y voy con el tiempo, lo escucho, leo la vida, su amor me arropa, y todo es bella y raramente sencillo.

Porque como lo he dicho antes: la única distancia que existe es la ausencia, el resto son sólo kilómetros.


(http://redbrokenmoon.blogspot.mx/)

domingo, 21 de abril de 2013

No hay historia más propia que aquella que no se cuenta a detalle.

"El viernes, me preguntaron que cómo nos habíamos conocido.
Mientras le contaba la historia, desde que que nos sentábamos juntos en el parque: yo a leer y tú a escuchar música. Le conté todo, y mientras lo hacía me sentí tan limpia, tan pura, tan alegre, tan plena, tan feliz... tan tuya.
Mientras le contaba nuestras tonterías, nuestras peleas, nuestros momentos cursis, me daba tanto orgullo hacerlo. Me daba un placer que no te puedes imaginar, poder contar esa historia tan maravillosa, tan hermosa que sólo nosotros conocemos a la perfección, que sólo nosotros sabemos qué significa, que sólo nosotros sentimos y vivimos en cada memoria que llevamos dentro. Me dio tanto gusto poder contar esa historia, porque es nuestra, tuya y mía nada más. Porque nadie, nunca, haga lo que haga podrá arrebatárnosla, quizá alguien pueda hacer que termine pero todo lo que ya vivimos nadie nos lo va a quitar, nadie puede borrarnos tantos y tan maravillosos recuerdos. Nadie tendrá una historia como la nuestra por más que la quiera igual. 
Yo he tratado de plasmarla en letras, de contarla a la perfección, de describirla e inclusive reflejarla en alguna canción, pero es imposible, porque es nuestra, nada más. Y nunca, jamás, habrá alguien que tenga una igual. 
Mientras yo contaba un poco de los momentos que hemos pasado juntos, mientras estaba absorta en mis recuerdos buscando la manera de asemejar lo que nos pertenece y compartir eso que tanto me hace sentir viva no noté que todos a mi alrededor me escuchaban con atención, que todos habían estado al pendiente de mi relato, que todos estaban tan perdidos en aquella historia de película cómicamente romántica en la cual tú y yo habíamos sido los protagonistas.
Ya para terminar, conté la razón por la que terminé contigo la semana pasada, vi como todos estaban llorando, ¡LLORABAN! Lloraban por nosotros, porque una historia así no debería terminar por algo tan absurdo, se miraban entre sí, algunos volteaban a la ventana y secaban sus lágrimas discretamente. También yo lloraba, sin haberme dado cuenta; al contar esa historia, mis ojos rebosantes de felicidad no hacían más que brillar y llorar por aquellas cosas bellas, por ese final triste y esa historia con fin.
Al bajar del transporte, tomando el mismo camino de todas las noches, el camino que me conducía a mi jaula después de haber sido libre un par de horas; al salir, una mujer de mediana edad se me acercó y me dijo "Regresa con él, ése no es un buen final para su historia". Me sentí tan tonta, tan absurda, tan herida; me sentí desgarrada con sus palabras, que hacían eco en mi alma vacía, porque ella tenia razón; ése no era un buen final para nuestra historia. Nuestra historia era eso, nuestras, nosotros la habíamos escrito día tras día, año tras año y no era justo que algo tan maravilloso terminara así.
Me desvié del camino habitual, caminando con rumbo a tu casa, mientras mis labios se llenaban de un "te amo" eterno, y de pronto me quedé de pie, parada en seco y con la mirada rota; me quedé pensando en medio de la obscuridad del estacionamiento y no pude; no pude seguir caminando. Me dio mucho miedo que me fueras a rechazar, que me dijeras que tú no pensabas como yo y no te enorgullecías al contar nuestra historia. Me dio pánico pensar que quizá y nada es tan lindo como yo lo recuerdo y tan triste como lo suelo sentir. Regresé a mi casa, y quería platicar contigo pero no sabía qué decirte.
Mientras estuve en el hospital pensé en todo tipo de excusas para hablarte, toda la maldita semana; revisaba mis mensajes y me entristecía no ver un simple "Hola, Aby; ¿Cómo te está yendo en el hospital, cómo va tu guardia?, y lo único que se me ocurrió decir fue un "Te mandó saludos Cuquis"; el día en que habló mi odontóloga para confirmar mi cita del jueves me sentí tan triste, porque ella no tendría el dibujo del ángel que te pidió, ella no tendría idea de lo bueno que eres para dibujar, ella no se sentiría feliz por ese dibujo y ella no sabría lo orgullosa que me hace saberte así: tan grande y tan ingenioso en ese sentido. Ella no notaría en mis ojos esa luz que me da saberte mío y la esperanza de que todos tus dibujos sean dedicados para mí. Ella no lo sabría; Cuquis no entendería lo mucho que te amo, los demás pasajeros en el transporte lo duro que es terminar una historia así. Juan no sabrá que yo no soy adicta al sexo, sino que lo que más amo es sentirme contigo, siendo uno solo en un acto tan casual, sentir que el corazón se nos vuelca y la respiración se nos corta y aún así tenemos un último suspiro para podernos besar. Sandra dejaría de pensar que yo estoy obsesionada contigo y que tengo tan baja autoestima como para pensar que nadie que no seas tú se fijará en mí. Mi mamá igual, dejaría de verme como esa niña insegura que no se cree guapa y mucho menos linda. Mi papá dejaría de pensar que sólo estoy contigo para joderle la vida y que es mi manera de retarlo. Mis letras ya no pensarán que eres la razón por la que no dejo de escribir.
Y sí, fue tan absurdo terminar así tan impulsiva y pendejamente. Tan triste, y melancólico, y tan cobarde como yo suelo ser.

-Si te atreves a decir de tu corazón que quieres regresar conmigo, que salga de ambos la idea y la intención. Te juro que en mi corazón tu nombre será aún y más eterno de lo que hoy y en este momento lo es. Quiero escucharlo/leerlo de ti.
Si, es por eso que esta vez quiero que seas tú quien lo dice. Hazlo, si quieres.

-Tú querías que yo dijera lo que pienso de nuestra relación y de que terminara.Ya lo dije.
Querías que te explicara cómo sentía que me estabas tratando, ya lo dije y te expliqué que ese era mi miedo.

Quiero regresar contigo, Alejandro. Y me parece tan innecesario que lo tenga que decir, me parece una burla que después de todo lo dicho quieras que te diga esa frase tan vacía "quiero regresar contigo"; ya lo dije, sé feliz. Porque yo no lo soy.
Si tú necesitas que yo pronuncie una frase tan vacía, tan mísera e insignificante no puedo imaginar lo que quieres de mí.
Y sabes, yo no necesito que me digas todos los días "Hola, Aby; te extrañé". Verte, sin que me digas "hola" y que en un abrazo me demuestres lo mucho que me extrañaste, que en una mirada me proclames tu amor, y que en un beso selles esa promesa tan eterna. Eso, Alejandro, eso me haría feliz.

Y no, tampoco espero que cuando llegue al hospital tenga un "¿Cómo va tu día?", en mi bandeja de entrada. ¡NO! Con un "estoy seguro de que hoy lograrás más cosas que ayer" sería suficiente. Y no me harías el día, me harías la vida eterna si es que existe. Con una frase así, de confianza, de seguridad como las que me das sólo cuando me ves en el piso me bastaría para saber que todo lo que yo siento por ti tú también lo sientes. Que todos esos "te amo" que nos decimos son verdad. 
Las acciones son la demostración de lo que decimos.
Un beso lento y suave que sólo nosotros sabemos saborear es el que deja a un "te amo" siendo más insignificante que nada.
Y todo esto que dije no tiene una finalidad, es lo que pienso, lo que siento y lo que quería que supieras.
No pretendo hacerte cambiar, ni ser menos fastidiosa o más cursi. No intento borrar ese "ya no quiero continuar contigo" y hacer que todo entre nosotros sea como antes. No, no tiene función, ni petición.

Si quieres puedes volver aquí, entre mis brazos, y puedes decirme "quiero regresar contigo" y poner la relación nuevamente en facebook o alguna tontería de ese tipo. Pero yo no lo haré, yo no diré de corazón esas palabras tan vacías porque yo no quiero regresar. Yo quiero volar contigo, quiero envejecer contigo y matarme meses después a tu muerte, porque tu siempre dices que vas a morir primero que yo; sí, me mataría como Cathy, sólo para reunirme contigo. Yo no diré "quiero que seamos novios de nuevo", porque no es verdad. Tú y yo no somos novios, los novios no se aman así, los novios no viven cosas tan maravillosas, los novios no son nada en comparación a nosotros.
Tampoco diré que te amo, porque es algo en lo que he puesto mi vida entera para demostrarte, a pesar de cada tropiezo y discusión absurda. Te amo no es nada con lo que yo siento por ti.


- Quiero que seamos.

-Ya somos, Alejandro. Yo soy una tipa que intenta seguir adelante, tú eres alguien que la ayudó a levantarse. Ya somos.
No trates de decirme nada, de explicar lo que sientes o lo que quieres junto a mí. Ya lo entendí, y las palabras salen sobrando. Y al final de todas éstas letras, sólo espero que tú hayas entendido un poco de lo que yo quise explicar.
Buenas tardes, amor mío."

[Abigaíl y Alejandro, 3pm]